Curiosamente la Argentina no se ha caracterizado por el consumo de otras infusiones que no sean el té, el café y el mate. Algo típico en otros países como la malta ha sido categóricamente rechazados por las grandes masas. Cuando allá por el 2018 probé en Chile la malta Nilo de Nestlé me pareció riquísima, y por este aviso de 1960 descubriremos que por esa época pretendió venderse en la Argentina con los resultados que ya dijimos. Su prosa se mezcla con el de bebidas "energizantes, revitalizantes, vigorizantes" y demás que siempre habitaban los avisos de estas décadas de principios del siglo XX. No está aclarado en el aviso nacional, pero el actual Milo que circula por todo el mundo actualmente contiene minoritariamente cacao además de la malta.
Para las personas activas llegaba Milo, creado con los mejores cereales malteados y para tomarse con leche o sólo, batido, caliente o frío además de un puñado de vitaminas y minerales. Coronaba este enérgico y vital aviso un olvidado slogan de la compañía suiza: "Es de Nestlé, merece fe!". Milo a pesar de pertenecer a Nestlé no es suizo sino australiano, y nació en 1934 de la mano del químico Thomas Mayne. El origen de su nombre es bastante rebuscado: es en homenaje al atleta griego Milón de Crotona, legendario deportista que mantuvo invicto sus marcas en los Juegos Olímpicos griegos originarios durante décadas.
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