Las polémicas sobre medicamentos no autorizados para tratar dolencias de conmoción mundial no tiene nada de nuevo, y hace 35 años tenía como protagonista a la denominada e inolvidable Crotoxina.
Esta sustancia se daba a conocer a fines de 1985 por parte del ya fallecido doctor Juan Carlos Vidal: obtenida a través del veneno de serpientes de cascabel del Norte Argentino, la crotoxina prometía nada más ni nada menos que ser un tratamiento efectivo contra el cáncer, suponiendo que éste fuera una entidad única e indivisible. La tapa y editorial de fines de julio de 1986 de Somos tocaba este tema caliente: por ese entonces la crotoxina ya había saltado a la fama y el dr Vidal ya había aparecido en varias revistas (principalmente Gente, de la misma editora que Somos) hablando del tema, además de numerosos testimonios de pacientes que utilizaron la droga y afirmaban sentirse mejor.
Que Editorial Atlántida en ese entonces fogonee tanto el tema hace suponer que algo de fe le tenían a la crotoxina: en la presentación publicada "sin querer queriendo" la elevan a la altura del descubrimiento de la penicilina, y que pese tanto las irregularidades de presentaciones de investigaciones como los argumentos de consumidores de crotoxina (sin mencionar siquiera el denominado "efecto placebo") para hablar de supuesto equilibrio entre los "sí" y los "no" dan evidencia que querían seguir el tema lo más que se pudiera. Resulta inquietante además que nombren al cáncer como una de las principales problemáticas del mundo... y el VIH? Tal vez el tinte conservador de Somos haya hecho obviar el asunto ya conocido de dicho virus entre las causas más preocupantes de morbimortalidad de ese entonces...
Al final la falta de evidencia científica terminó pesando más que las opiniones y en consecuencia en octubre del 86 se prohibió la comercialización, distribución y producción de crotoxina: afloró el mercado negro, las marchas de enfermos pidiendo ser escuchados y las teorías conspirativas sobre que no se la autorizaba por ser demasiado barata al lado de los medicamentos propuestos por las grandes corporaciones farmacéuticas. Podría decirse que hasta la actualidad puede seguirse vendiendo por internet la susodicha crotoxina, aunque cada vez menos. Lo cierto es que la crotoxina es un "analgésico potente", pero de ahí a la afamada chapa de querer curar el cáncer hay un larguísimo trecho. A mediados de los 90 fue sometida a los correspondientes estudios de investigación para confirmar su supuesta efectividad, y ninguno de ellos arrojó un dato alentador. El supuesto milagro argentino con más efecto placebo que otra cosa se guardaba en el arcón de los recuerdos, pero ya no estaba Somos para hablar del tema porque para ése entonces (1995-1996) ya había dejado de circular...
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