Hace 35 años la novedad que proponía Coca Cola Argentina para refrescar el mercado era la nueva presentación de botella de su clásica Sprite, la de "el verdadero sabor lima-limón" (para que no queden dudas contra marcas de la competencia como 7up o Teem), de vidrio y con formato de litro y medio y que además incorporaba la practicidad de la tapa a rosca, aquella característica que aún hoy sigue siendo novedosa para muchos envases de botellas, haciendo que publicidades como las que hizo Luis Machín a fines de esa década para la cerveza Isenbeck no envejezcan nunca.
La posibilidad de disfrutar de Sprite (y ya que estamos de Diet Sprite) en estos envases más pequeños podía leerse de dos maneras: o bien la población estaba empezando a consumir más gaseosa en la diaria y las empresas respondían con productos más chicos para suplir la demanda de cualquier bolsillo antojado o bien la crisis hiperinflacionaria de la época afectaba las arcas de productos prescindibles como podía ser la gaseosa lo que generaba que se vieran en la necesidad de achicar envases para tratar de recuperar urgentemente algo de mercado y salvar la ropa. Sea cual sea la razón verdadera, aún en el presente se puede disfrutar del presente formato con el mismo material y la misma tapita, aunque no con la misma fórmula azucarada de 1990...
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