El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

jueves, 30 de noviembre de 2023

De banana caída


La mítica bananita Dolca está siendo en estos momentos algo cuestionada de la manera más extraña: por un lado la incomprensible razón de haber cambiado su inconfundible envase metalizado por un típico paquetito plástico como el que vemos en la primer foto del lado derecho donde ya no se insinúa la forma de la banana y donde se ven en la necesidad de agregarle el slogan "la de siempre!" para evitar que los consumidores se extrañen por este cambio sin ningún aviso. Tal vez dirían que lo positivo de esto es que el gusto del producto en este cambio de envase no cambió: producto seguramente de haber pertenecido siempre a una empresa extranjera, la bananita tuvo la suerte de no empeorar tanto de calidad como le pasó a otros productos con el paso de las décadas, no obstante ese mismo tema de calidad de sabores también se vio afectado con lo que significó su más reciente lanzamiento, es decir lo que vemos en la foto del lado izquierdo: la bananita Dolca bebible, en un pequeño envase infantil del tamaño de los Nesquik de sabores variados que han empezado a venir desde hace unos años. 
La idea en un principio atrae bastante, como atraen los helados que copian el gusto de la bananita de manera no oficial, pero eso no significa que todas las versiones del mismo producto salgan igual de buenos. A pesar de que su esencia efectivamente ronda por el alimento lácteo de la cajita amarilla ante la necesidad de comercializarse sin octógonos (hubiese tenido como se ve en el paquete contiguo) esto la convirtió en un producto bastante soso e insípido, que vaya uno a saber si se volverá algo perdurable como les pasó a los pequeños Nesquik saborizados o si serán apenas una curiosidad nostálgica, como hoy se considera el polvo para la leche bananita Dolca que justamente era de Nesquik. 


Recordemos mejores épocas de la mentada Bananita Dolca (en su tradicional envase y logo) como la que se ve en este aviso de 1995, donde los personajes animados, que ya tenían por lo menos una década de vigencia (hay una Bananita blanca???) y que hoy descansan en el mismo mundo que la negra de Blancaflor, comunicaban al público que extendían la promoción de figuritas en la que estaban inmersos donde se podían ganar viajes a Sudáfrica, mediante álbumes que se podían encontrar en los locales Tía y tía Expres. Pero bueno, si hoy quieren una bananita en envase metalizado, todavía pueden conseguir aunque sea las de Felfort que esas por lo que se sabe todavía no han cambiado...

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