En 1978 Drean salió a demostrar que también quería entrar en el negocio de los secarropas "poderosos y chiquitines" pero para diferenciarse del Kohinoor se quedan con el poderío y se olvidaron del chiquilinaje. Un imponente modelo cuadrado y majestuoso (con funciones de planchado y antiarrugas) que hasta puede confundirse con el mismo lavarropas se vuelve el aliado perfecto para tener la ropa seca para otoños lluviosos, a tono con todos los colores que tiñen el aviso. Y para privilegiados, el modelo completo lavasecarropas.
Cuarenta y cinco años después continúan vendiéndose secarropas de la marca, aunque hay que decir que el diseño mini de su eterno rival finalmente triunfó: pequeños y redonditos, inspirando ternura, bien alejados de la robustez y aparentando ser artefactos de tintorería...
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