El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

viernes, 18 de noviembre de 2022

La última Copa convertible (1998)


Tal vez el mundial de Francia 1998 no fue tan carismático como los de antaño pero gozó de los últimos estertores de la Convertibilidad, generando que fuera algo típico que cualquier marca, por más alocado que sea, pudiera pautar sobre el mundial y colgarse de la festividad, y de manera mucho más común a lo que se ve en las últimas décadas sortear viajes a Francia a las patadas, y todo eso lo vuelve bastante especial. 
En el primer aviso una impresora Epson (en la época que las PC invadían los avisos de diarios y revistas) demostrando su buena calidad y rapidez en la impresión, en épocas de mucha competitividad de estos aparatos. En la siguiente imagen un tal Rodolfo Jesus Grabrovich aparece como el ganador para ir al mundial de parte de licor Legui pero no iba a ser el único: se podía llamar por teléfono y marcar el código que traía la botella (en épocas pre SMS de celulares o códigos QR) para ser el próximo suertudo. 


Finalmente un aviso más genérico pero ostentoso de Mastercard: a la selecta tarjeta Gold y su red de cajeros Cirrus (más tarde se llamarían Maestro) veremos que se asoma abajo a la derecha el distintivo de que son patrocinadores oficiales del mundial. Un sticker que aún persiste, aunque algo desteñidos, en muchos locales con puerta de vidrio. La tarjeta de las bolas amarillo y rojo aún no estrenaba su slogan más famoso de lo que el dinero puede o no comprar...

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