Allá por el 2012 empezaba a anunciarse en el país un nuevo modelo de celular y marca llamado Nokia Lumia: en la práctica, una asociación de la empresa finlandesa de teléfonos con Microsoft oficializada a fines de 2011. Podría decirse que los cuadraditos de colores que rodean al teléfono en el aviso es una alusión al sistema operativo Windows 8 que se lanzó también en ese 2012, pero en realidad le pertenecen al Windows Phone 7 (lanzado en 2010) mientras que el nuevo SO de don Bill Gates recién iba a salir en octubre de ese año.
A pesar de todas las ventajas que planeaba ofrecer la publicidad (y un diseño notoriamente agradable a la vista y tacto) esta serie de teléfonos siempre vivió a la sombra de las demás marcas. Los primeros modelos lanzados llevaban los números 710 y 800, mientras que el número 900 que vemos aquí fue una versión especial con LTE, es decir que podía captar redes más bajas que el estándar 4G. No es de extrañar que en un país con un Internet bastante mediocre fuera uno de los modelos más publicitados. Como simple curiosidad, entre Whatsapp y Facebook se lee MarketPlace pero no hace alusión al sector de comercio de la aplicación de Zuckerberg sino a su propia aplicación de Nokia para búsqueda y descarga de aplicaciones, un símil PlayStore.
A pesar de la atractiva idea de buscar un aparato que estuviera a la vanguardia y no una simple moda del momento, en la realidad se sufría mucho teniendo un aparato por Windows Phone, en un mundo con aplicaciones hechas en un 99,9% para Android/iOS. Ya para 2014 Nokia estaba desapareciendo tras ser comprada por Windows y su voluntad de imponer el término Windows Phone, y en 2016 el nombre Lumia sale del mercado, no consiguiendo nunca tener un éxito sobresaliente.
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