Una empresa privada multinacional lanza un aviso publicitario dirigido a quienes tienen trabajo: lógicamente hace mención a que no son tantos como se quisiera los afortunados con empleo, y que probablemente la cosa se ponga más complicada en el futuro porque la economía no resulta esperanzadora. Entonces, en un salto de fe empresarial se anima a apostar por el país logrando contratos con el Estado para hacer patria y anunciar la llegada de nuevos puestos de trabajo y dinero, creando un efecto multiplicador keynesiano...
Podría ser una historia actual o de muchos otros momentos de la historia argentina, pero estamos hablando específicamente de 1971 y la empresa multinacional es la neoyorquina ITT. Dicha firma se jacta de nombrar los convenios realizados con Entel para ampliación de líneas telefónicas y de su participación en el futuro Hotel Sheraton que no lo está construyendo el padre Grassi como ironizó Susana alguna vez sino la misma ITT, la cual fue dueña de la marca Sheraton entre 1968 y 1998. Incluso llegó a nombrar sus hoteles como ITT Sheraton desde 1990. Acaso esos niños preocupados por su futuro a inicios de los 70 habrán terminado en algunos de esos puestos?
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