Hace 25 años el auge marketinero del lactobacillus GG de La Serenísima se había inflado exponencialmente, mucho más que su dirigible: era muy difícil no estar al tanto de este fermento tan glamoroso publicitado hasta el cansancio.
Para salir a competirle la gente de Nestlé (que estaban equipando con todo la planta de Arenaza que le habían comprado a Osvaldo Mendizábal en 1987) sacó al mercado ni más ni menos que el yogur La lechera fortificado... también con un lactobacillus! En este caso se denominaba LA1 y aunque no logró ni hacerle sombra al risueño GG las intenciones eran pelearle de igual a igual. El LA1 estaba presente tanto en yogures enteros como descremados, bebibles o firmes. Este aviso de 1996 quería dejar en claro qué significaba dicho término pero además trataba de aclarar que lo venía desarrollando hace varios años, como para despejar sospechas que era algo hecho a las apuradas para sacarle ventaja a los Mastellone.
A pesar de los esfuerzos, el destino de los fermentos fue bien diferente. Don GG pudo seguir con vigencia reapareciendo inclusive en el año 2010 y en la actualidad se lo puede conseguir en farmacias como un probiótico incluso separado del yogur. Pocos recuerdan el LA1 y no muchos más recordarán los yogures La Lechera, producidos por una marca que en otros países fabrica postres frescos pero aquí sigue encasillada como fabricante de leche en polvo y nada más...

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