Si les digo que un banco saca una nueva tarjeta que tiene un
mecanismo único en el mercado, que es capaz de debitar directamente de tu
cuenta bancaria el valor para comprar algo en supermercados o kisocos,
heladerías, cines, casa de comida… lo considerarían algo renovador? Si van a responder
“pero eso es una tarjeta de débito común y silvestre!” les recuerdo que estamos
en el gélido 1989 y no hay nada que se le parezca todavía. Entonces sí, la
llegada de la tarjeta OASIS del BNL (Banca Nazionale del Lavoro) es un invento
realmente de otro mundo.
Esta tarjeta arribaba a la Argentina en plena etapa de
crisis hiperinflacionaria, y por ende fue publicitada como la solución a muchos
de los problemas que se estaban teniendo en la manera de pagar, problemas que
hoy sí serían mucho más tomados en cuenta. Como vemos en estos avisos de
diarios, la red que permitía comprar con débito tenía nombre propio: se llamaba
DIVA (Débito Instantáneo y Venta Automatizada) y permitía comprar por primera
vez en el país sin los papeles que exigía el pago con tarjeta de crédito. La
idea era bastante innovadora y como tal fue acompañada de una muy ingeniosa y
costosa campaña publicitaria: una prolija y chistosa publicidad televisiva de…
4 minutos! protagonizada por Pablo Cedrón en donde era perseguido por dos
agentes “de la competencia” que tratan de ver con qué “diva” se está viendo en
secreto el protagonista, y en las citas secretas que concreta no pueden creer
que Oasis sea aceptada en los cines y heladerías. Corrijo: era LA ÚNICA tarjeta
aceptada en esos ámbitos. El segundo aviso gráfico publicado en Clarín era
igual de ambicioso: se habían tomado el trabajo de imitar la famosa página
final del diario con todos los dibujantes con sus guionistas originales, todos
haciendo un chiste o comentario respecto a la noticia de que con Oasis se podía
comprar el diario en los kioscos. Si bien leyendo la letra chica no se trataba
de una gran cantidad de kioscos, no hace falta pensar demasiado para pensar que
se trató de un aviso costoso. Un año más tarde, como lo demostró la imagen
subida en Twitter de Facundo Luque, en 1990 Pumper Nic también aceptaba Oasis. Pero
no solamente era una tarjeta que permitía pagar con esta especie de débito: también
permitía el pago de productos por medio del teléfono, ya sea el pedido como la
entrega. Así como se lee: también era una tarjeta que predecía el servicio de
delivery. Sigamos con los beneficios: podía funcionar también como monedero
electrónico, para lo cual existía un sistema de microcrédito que estaba disponible
para lo que se deseara.
Estamos perfilando un producto bien adelantado a su época y
con campañas publicitarias que no escatimaban en gastos: para hacer una venta
del producto bien épica faltaría nombrar algún hecho publicitario para dejar
para la posteridad, algo para recordar la fundación de semejante producto bisagra.
El BNL había llegado a la Argentina en 1985, y su primer sucursal estaba en la
calle Florida: en esa casa matriz, en su terraza decidieron plantar un árbol,
uno como el del logo del banco, pero que también estaba en las primeras tarjetas;
luego salieron diseños con elementos característicos de Italia como el Coliseo.
¿Pero cómo puede ser que casi nadie recuerde semejante
maravilla fundacional? ¿Por qué casi ni se habló luego de Oasis? Porque
lamentablemente fue un fracaso estrepitoso que no duró demasiado en el mercado:
al poco tiempo Oasis se despedía para siempre, y su posterior creación llamada
Gift (más centrada sólo en la parte de monedero electrónico) duraría menos
todavía. Los avisos gráficos se los llevó el viento y, para peor, el árbol de
la terraza del BNL se terminó secando sin que sea noticia en ningún lado. Lamentablemente
la leyenda de “El éxito del momento” de la publicidad de Disco no pudo
concretarse ¿Por qué la historia terminó tan mal? porque debemos remontarnos
nuevamente al contexto: desgraciadamente los consumidores de esa época eran
demasiado conservadores respecto al manejo de dinero fuera de los sistemas
tradicionales. Además, al ser publicitada de manera grandilocuente fueron
varios los que adquirieron la tarjeta creyendo que podrían hacer más de lo que
ofrecía: las limitaciones técnicas y geográficas del producto (como las pocas
direcciones de kisocos para adquirir el diario, antes mencionadas) también atentaron
en su contra. Los bancos todavía no eran entidades multifunción que pretenden
hacerse las cancheras y juveniles como ahora: aún la mayoría tenía la imagen de
entidades frías y con liquidez. La solidez era lo que más importaba por sobre
los beneficios, tal cual concluye un informe de la UADE sobre la historia de “La
Banca” en la Argentina. En la actualidad podríamos decir que es totalmente al
revés…
En cuanto al BNL, supo pasar este trago amargo haciéndose
socio mayoritario de Argencard desde 1991, aunque 4 años después vendería su
parte al Grupo Exxel. Veinte años después, y con 105 sucursales, el banco
italiano dejaba la Argentina vendiendo la filial nacional al Banco Hipotecario.
Y de esa manera él también quedó en el recuerdo, al igual que su ultrapublicitada
tarjeta, cuya leyenda vive en cada promo y descuento ofrecido en las actuales
tarjetas de débito de los bancos adolescentes que tenemos ahora…
Tenía muchas más bondades el producto ,hasta servicios de plomeria ,rotura de cristales en autos o etc ,Hoy en día ninguna tarjeta esta a la altura de Oasis .Fallo ,porque estuvo adelantada a la época
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