Luego de que el fin de semana
comentáramos la historia de los cosméticos Avon, surge la obviedad para aclarar: no, no
existe relación entre los cuadernos homónimos y los productos por catálogo
estadounidenses. Un cuaderno, como el que vemos en este aviso de 1966, era producido
por Zaverio Fumagalli: una industria que nació a fines del siglo XIX dedicada
inicialmente a la fabricación y distribución de postales. Varios sitios
erróneamente recuerdan este nombre con S, pero la misma publicidad nos recuerda
que el apellido de su fundador es con Z. Luego de años de competir con Della Penna
y liderar el mercado durante varias décadas, sufre una primer quiebra en 1972 y
tras varios años de decadencia llega la definitiva en 2001. Su marca más
prestigiosa, justamente los Avon, fueron vendidos un año más tarde a una
imprenta paraguaya nacida en 1979 llamada Industrias Gráficas Nobel, quienes
siguen produciendo los cuadernos Avon y Executive hasta hoy. Es que a pesar de
los cambios de dueño y nacionalidad, evidentemente estaba escrito entre las
páginas de estos cuadernos el destino que aquél aviso sesentoso pregonó: pase
lo que pase, van a ser el cuaderno del futuro…
El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!
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