Entre tantas heladerías famosas o
prestigiosas me llamó la atención el año pasado la aparición de una marca que
desconocía totalmente: se llama Arlequín, y evidentemente se veían muy
confiados de su producto como para lanzar su primera heladería en San Juan en
pleno invierno. Recién en estos días han podido ver que en su único local
alguien vaya con ganas a tomar helado.
Arlequín nació hace un poco más
de 20 años como una fábrica abocada principalmente a la elaboración de chocolates:
bombones y alfajores que aún hacen. Su sede está en Junín y su gran expansión
partió en 2014, cuando arrancaron inaugurando su primer heladería junto a una
planta en Hurlingham. También son dueños de una marca de heladerías económicas denominada
“Mayorista de Helados”, pero no es tan famosa actualmente como lo está siendo
Arlequín. Ya para 2018 poseía 300 franquicias, inaugurando 162 sólo en ese año
y con semejante violenta apertura de locales ya podemos decir que comienza a
pelearle cabeza a cabeza (o bocha a bocha) a la cordobesa Grido. Menos mal!
Si bien esa letra G de su logo
con el gorrito de juglar resultó chocante de entrada en cuanto a diseño (no es
parecida a la G de la banda Guasones?) el agradable ambiente de sus locales
incitó a probar sus ansiados productos: la primera vez probé un helado batido,
después uno de 2 bochas (y picoteando los de los demás que fueron conmigo
también) y al final el helado de la foto: 4 gustos en lugar de 3 en los
tradicionales potes tamaño familiar. Dentro de lo que helados de estas
características pueden valer, sus precios no son una locura. Sinceramente sus gustos
no son para nada malos: no enloquecen pero por lo menos no defraudan y, como varias
páginas resaltan, sus precios son bastante accesibles y no están demasiado
lejos de la low-cost Grido. Menos mal!
Si hay que recomendar un gusto es
el chocolate común: sorprendentemente tienen un gusto bastante agradable. La
vainilla tiene un sabor definido (y eso ya es mucho decir) y otros sabores como
chocolate blanco, lemon pie, frutos del bosque, crema de cielo, dulce de leche
común o bananita (“Dolca”) por lo menos se pueden comer. Tanto en la
previamente mencionada “Mayorista de Helados” como en Arlequín ofrecen también
los helados empaquetados (denominados “impulsivos”) marca Arlequín, aquella que
reseñamos hace un par de años. No se trata de una marca, nada mal por cierto,
de su propiedad aunque sí la comercializan como parte de un convenio.
Su color naranja clarito tal vez
no sea excesivamente llamativo pero en los últimos días han incorporado a
Marley en gigantografías en su puerta, así que evidentemente aún andan buscando
su perfil para imponerse en la cabeza del consumidor. Ellos dicen que por “apenas”
100 mil pesos más IVA ya se puede tener una franquicia de ellos, y en el último
año quedaron segundos en el ranking de solicitadas detrás de Rapipago. Al decir
esto nos imaginamos que su intento de querer ganarse el mercado heladero va a
ser bastante agitado, pero por su calidad dentro de todo se lo merecen. Decimos
esto antes de que se conviertan en un producto que nos aturda en cada esquina,
como alguna vez fue Grido hace como 14 años y por suerte ya mermó. Menos mal!
El consejo es ése: si andan con
ganas de experimentar con una heladería nueva sin arriesgarse demasiado esta
marca de helados es súper recomendable, pero no esperen gustos que vuelen la
cabeza. A lo mejor dentro de un tiempo no pueden sostener semejante crecimiento
y se les termina su burbuja heladera, o a lo mejor se convierten en una
verdadera empresa a lo largo y ancho del país. Sea cual fuere su destino, lo
importante es que ya hay una seria competencia para Grido, ofreciendo una
alternativa con bastante mejor gusto sin exagerada diferencia de precio. Menos
mal!
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