En un fin de
semana invadido por la euforia copera hay, sin embargo, un momento de reflexión
para hacer dedicado a todos aquellos de dulce corazón (o mejor todavía, Dos
Corazones) en esta fecha tan particular: se cumplen 5 años exactos de la muerte
de Ricardo Fort. Un mediático que gracias a sus apariciones, y aunque cueste
creerlo, fue capaz de darle una manito a la empresa chocolatera de su familia y
brindarle publicidad como hacía rato no ocurría, probablemente desde las
mejores épocas de los chocolatines Jack y sus figuras de García ferré y Titanes
en el Ring.
Un personaje
violentamente bizarro y ostentoso que en su corta carrera de famoso pasó por
etapas bastante marcadas: primero, la que vivió durante los años 2008-2009
cuando era un famoso “del under”, conocido por los adolescentes a través del
reality show que empezó a hacer sobre su vida tras la muerte de su padre (que
le permitió realmente “ser como quería ser”) y que lo convertía en una suerte
de personaje de culto. Luego vendría su entrada progresiva a los medios
tradicionales: primero en los programas de Chiche Gelblung y, principalmente, a
los de Alejandro Fantino donde más se desplegaba su época de derrochador y
excéntrico millonario. Semejante exposición generaba las críticas de los
pensadores y semiólogos de la tv (ésos que hacen cola para criticar al Gran
Hermano y los programas de chimentos desde hace años) sobre lo peligroso de
mostrar tanto de afuera y poco de adentro, de su verdadero ser. Encima, se
autodenominaba fanático de las cirugías estéticas y de Carlos Menem. Así y
todo, puso sobrellevar esa época alegando que las críticas eran por la envidia
que generaba.
En su
siguiente etapa, a fines de 2009 y durante los siguientes dos años, comenzaría
su mayor popularidad: primero llegaría como invitado y finalmente como jurado
instalado del Bailando por un Sueño. Paralelamente consiguió que su reality fuera
emitido por América Tv, canal que a su vez ponía su imagen hasta para rellenar
sus noticieros. Si a tanta exposición se le suma la cantidad de veces que era
repetido por los programas de archivo, sus obras de teatro y sus memorables videos
de Youtube, se puede entender el fuerte fastidio y rechazo que empezó a generar
en gran parte de los espectadores y en el ambiente en general. Se le empezó a
cuestionar si era verdaderamente rico, si realmente tenía amistades, si
realmente era tan heterosexual como decía… y ante esta avalancha de reclamos
Fort respondió de la manera más verborrágica, misógina y violenta que tuvo a
mano. Llegó hasta pelearse con los empleados de su propia fábrica cuando
estaban haciendo un paro por mejoras salariales. Perdió gran cantidad de sus
seguidores cholulos por actuar así.
Finalmente,
llega su época de decadencia y donde su figura, pasa lentamente del patetismo a
la lástima: regresa a América para conducir su propio programa los sábados a la
noche, el cual nunca pudo funcionar sin miles de fallas técnicas. En vano
también había intentado también tener su propia señal por Internet. Fueron
trascendiendo sus sucesivas internaciones por problemas de salud que se iban
dando a conocer de a poco, mostrándolo como una persona bastante más frágil que
lo que aparentaba. Alguien con las rodillas y la espalda destrozadas, adicto a
la morfina los analgésicos. Y luego llegó la noticia de su muerte, quedando de
él sus recuerdos más graciosos y bizarros, que se convirtieron en un clásico
del mundillo de los memes cibernéticos. Más de uno que no lo podía ni ver lo
comenzó a consumir como alguien querible.
Nunca querido
del todo por la pata empresarial de su familia, esa oveja negra fue capaz
también a su manera de ayudar a Fel-Fort: no le interesaba hacerse cargo del
negocio full time aunque en sus reiterados viajes a Miami solía traer ideas
sobre productos que veía por allí, pero gran parte de esas veces lo ignoraban
totalmente. Supo declarar el enojo que le generaba ver luego las cosas que
proponía hechas realidad por la competencia. Sin embargo, hubieron
oportunidades en las que se alinearon los planetas y todo salió bien, en
acciones que duran hasta nuestros días: logró convencer a los técnicos de la
empresa que produjeran barras de cereales con distintos agregados, desde
chocolate hasta frutas. Nacieron así las barras CerealFort en 1997, primereando
absolutamente a todas las demás compañías, quienes recién fueron lanzando
imitaciones recién del 2000 en adelante. Una historia similar se puede contar
con el chocolate DiabFort, con leche descremada y Sorbitol en lugar de azúcar
que puede ser disfrutado por diabéticos sin que tenga un cambio de gusto muy
diferente al tradicional. También es una creación suya la barra de marroc y
chocolate Feeling. Más para el lado de lo excéntrico, quiso hacer una gran
campaña publicitaria para su marca entregando monedas de chocolate FelFort a
niños que estaban internados en hospitales, aunque los pediatras se lo
prohibieron terminantemente. Tampoco tuvo suerte intentándole copiar a Havanna
y Bonafide la idea de hacer franquicias de cafeterías.
Y ahora, una
curiosidad: corría el año 2003 y Canal 9 pasaba los fines de semana al mediodía
El Arca de Caramelito, un programa infantil que le copiaba bastante al formato
de Xuxa. Como muchos programas de la época, tenía el PNT de las golosinas
FelFort y un buen día Caramelito hizo pasar al estudio (mejor dicho, lo mostró
desde detrás de una cámara) a un empresario muy corpulento, con el pelo negro,
lleno de gel y bien largo y una voz gruesa felicitando la confianza de la
producción en su auspicio. Siempre me quedó la duda si ése había sido una
especie de Fort civilizado y tímido intentando seguir los mandatos familiares.
Nunca pude volver a ver ese segmento para corroborar si aquella persona que
apareció esporádicamente era realmente Fort o no.
A la memoria
de semejante personaje, hoy publicamos la barra de chocolate que más nos hace
acordar a él. Un día para degustar en su memoria algún bocadito Marroc, una
mentita, un Chupelatín, un Espacial aireado, un cubanito Tivis, un paragüita o
un bomboncito de licor. Sus hijos (futuros mediáticos?) y Guido Suller seguramente querrán eso…
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