El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

lunes, 10 de septiembre de 2018

Hesperidina, siempre Argentina (1961)

Es muy difícil vivir en el país y no haber escuchado aunque sea alguna vez la existencia de Hesperidina, un trago ya para muchos milenario que muy probablemente sea de los que más historia tenga en sus hombros de todas las bebidas alcohólicas nacionales. Tal como vemos en este aviso de 1961 (donde trataba de imponerse el témino de familias "hesperedineras", adelantándose bastante al marketing de décadas después) el nombre Bagley está bien presente. Parece increíble pero el slogan de la empresa hoy conocida por sus galletitas y alfajores en aquél momento era "siendo de Bagley es bueno"... casi casi al slogan que hoy caracteriza a Bayer, pero que durante muchísimos años era dentificablecon Bagley. Una fecha bien especial como lo fue el 24 de Diciembre de 1864 llegó a Buenos Aires la Hesperidina, tras una muy original campaña de varios meses de anticipación, donde se llegaron a pintar de naranja los cordones de las veredas. Su creador no fue otro que el farmacéutico Melville Sewell Bagley, ése señor barbudo que aparece en cualquier botella de la marca que dos años antes había venido de Boston, Estados Unidos, para crear en Quilmes una empresa que sería famosa hasta hoy. El nombre del producto se debe a un extracto de naranjas amargas, el ingrediente principal de la bebida y que logró descubrirse luego de varios experimentos con hierbas con propiedades digestivas, algo que también supieron compartir el Fernet Branca y la Coca Cola. Se decía que cuando los griegos navegaban por Valencia, veían a las naranjas de la región, metidas entre las hojas verdes, como frutos de oro del jardín de las Hespérides: con un origen así de mitológico, era muy difícil que la bebida no fuera un suceso. Este aparente tónico, en parte gracias a esa campaña misteriosa de dos largos meses, se volvió un éxito rotundo no sólo por su sabor sino porque, como se ve en el aviso publicado, no era una bebida exclusiva de varones sino netamente familiar: también era una bebida que las mujeres bebían en sus publicidades. Inmediatamente fueron apareciendo las imitaciones y esta acción genera un hito en la historia comercial argentina: Don Bagley presiona fuertemente para la creación de un Registro de Marcas y Patentes del país... todavía eso no existía en la Argentina! Dicho proyecto (muy inspirado en la versión estadounidense) se concreta en 1867 y para no ser menos, será la Hesperidina la primera marca registrada argentina. Como ya estamos viendo, el marketing era algo que Bagley manejaba a la perfección y lo demostró también cuando mandó a imprimir la etiqueta de su aperitivo en la Bank Note Company de New York, el mismo sitio donde por aquél entonces se hacían los ansiados dólares, dándole así a la Hesperidina un aspecto de "infalsificable" que fue muy efectivo. Una efectiva manera de compañar este producto fueron las galletitas: la primera que existirá se llamó Lola y nació en 1875, llegando a producirse con sus cambios hasta fines de los 70. Volviendo a Hesperidina, se volvió un verdadero fenómeno durante gran parte del siglo XIX, llegando a tomarse en los bares y pilperías antes de que se popularizara el vino tinto. Llegó a ser la bebida que se suministraba s los heridos de la Guerra de la Triple Alianza, fue la bebida favorita de Goyeneche y Francisco Moreno (el del Glaciar), apareció en pinturas de Molina Campos y en dos cuentos breves de Cortázar. A partir de los años 70 comienza su lenta decadencia: a lo largo de esa década y las que vienen se va concumiendo cada vez menos, deja de estar de moda y Bagley, ya abocada más a los alimentos (no sólo galletas, también mermeladas y conservas) le va haciando cada vez menos publicidad. Llegan luego los cambios de dueño de la empresa: primero Danone en 1994 y luego Arcor-Danone en 2004. Recién en ése último cambio de dueños la Hesperidina se desprende de su álma mater: es vendida a la bodega Tres Blasones, una empresa que por aquél entonces también comercializaba el anís Ocho Hermanos. El envase tipo "barrilito" y la etiqueta permanercieron iguales como siempre, pero sorpresivamente el creador de la bebida pasó a llamarse "Melville Sewell B.", sin aclarar qué significaba ese prestigioso apellido. Este año se ha producido un nuevo traspaso: desde Agosto pasado Hesperidina ahora es parte de Cepas Argentinas. Lógicamente que se han dicho los buenos augurios de rigor sobre revitalizar la marca, volverla a poner en un lugar de privilegio, relanzarla como antes y demás, pero vaya uno a saber si se concreta. Igualmente, vale la pena rememorar la historia de una marca histórica por donde se la mire, y que además tuvo la muy agradecida labor de contar su historia de manera bastante detallada, algo que en la mayoría de los productos argentinos resulta un verdadero misterio...

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