El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

sábado, 28 de octubre de 2017

López está helado (2003)


Durante todos estos días se ha vuelto noticia qué va a pasar con los medios pertenecientes al Grupo Indalo: sigue sin saberse a manos de quién van a terminar, si es que eso va a ocurrir en algún momento. El grupo empresario de Cristóbal López que hasta hace algunos años se daba la fastuosidad de celebrar grandes fiestas para anunciar los lanzamientos de cada año en sus respectivas radios y productoras se ha convertido en un cambalache de empresas que van desde la producción de jamón crudo y aceite de oliva, un banco patagónico, una petrolera hasta la ex productora de Diego Gvirtz. Dicho conglomerado abandonó hace rato sus épocas de bonanza económica y hace todo lo posible (o no tanto) para esquivar la inminente bancarrota. Dentro de todo este masacote de empresas hubo una que abandonó sus actividades hace un  tiempo y no tuvo posibilidades de ser rescatada como sus excompañeras: hablamos del dulce de leche patagónico La Salamandra, otra de las empresas del Grupo Indalo entre los años 2011 y 2014. Dicho período fue el más mediático de su historia, siempre estando en las noticas del mundo empresarial gracias a su movedizo dueño. Sin embargo, esta marca de dulce artesanal tiene una historia mucho más extensa que la más ampliamente conocida: de esa época rescatamos esta publicidad de 2003, cuando La Salamandra buscaba reposicionarse en el mundo del dulce de leche premium luego de la crisis vendiendo productos de alto valor agregado como los helados “La Granja” de la foto. Tan seguros se quisieron quedar que el consumidor relacione estos helados con su querido dulce que se encargaron que la expresión “dulce de leche” estuviera repetida la mayor cantidad de veces posible a lo largo de todo el aviso, sin temor a empalagar. La Salamandra nace en 1991 cerca de la localidad bonaerense Luján como una empresa alimentaria formada por los socios Cristina Miguens y Javier González Fraga, aquél famoso economista de la tv. Siempre se dedicó a la fabricación del mismo tipo de dulce pensando en un mercado gourmet, aunque luego también probaron suerte desde 1996 con la mozzarella de búfala (Bufarella) y de vaca, llamada Fior di Latte. Desde 2001 solo queda Miguens como dueña absoluta, manteniendo el negocio de pyme exitosa exportadora de dulce a más de 25 países, y es ella quien 10 años más tarde le vende la empresa a López. En este último período se planificó el posicionar a La Salamandra como una de las marcas más importantes del segmento, ampliando su planta y desarrollando en Palermo Hollywood un bar temático de dulce de leche y mozzarella (pensando el desarrollo de franquicias a lo Havanna) pero el aumento de los costos de la época derivó en el tan mediatizado cierre de 2014. Restándole dramatismo, en aquél entonces no se habló de un cierre o venta definitiva sino en una simple suspensión queriendo reabrir en otro momento, pero dicha acción quedó en el olvido. Lo que sí ocurrió en 2016 fue el regreso de la marca bajo una Cooperativa de Trabajo. En sus planes existe la reposición total de todos los productos que anteriormente supieron hacer (no sólo la mozzarella sino también el queso de cabra que hacían desde 2003) pero por el momento se encuentran haciendo volver al mercado al tradicional dulce de leche. Por razones obvias ya no puede conseguirse con la misma facilidad que antes, pero los expertos en el tema afirman que su calidad permanece intacta. Los pocos trabajadores que quedaron en la empresa tienen muchas ganas de trabajar, pero eso no los hace aceptar cualquier cosa: según ellos le comentaron al sitio El Civismo, fueron los encargados de denunciar que Indalo vaciaba la empresa y buscaba bajarle la calidad a los productos, hicieron guardia en la planta para evitar que confiscaran elementos de la fábrica (tal como hicieron en la Cooperativa de la ex Cristalux) y se animaron a aguarle el show a Tinelli cuando irrumpieron en el medio de uno de sus programas para hacer ver su difícil situación. Tal vez en un poco tiempo más el dulce La Salamandra regrese a sus tradicionales sitios de venta capitalinos, pero por el momento la historia de esta empresa despechada por Indalo es un excelente antecedente para que los trabajadores de C5N, Radio 10, Minuto Uno y demás tengan idea cómo hacer para seguir trabajando si todo termina de explotar en los próximos meses…  y en cuanto a Tinelli, a lo mejor tienen suerte y los apoya en una protesta multitudinaria para que al pobre conductor también le paguen lo que le adeudan…   

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