El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

domingo, 22 de enero de 2017

El día que Disney hizo pucherito (2007)


Disney es magia, es diversión y también es un inmenso mar de abogados en la búsqueda de la más mínima infracción que mancille los derechos de su amada marca. Ése es el costado poco feliz y jovial de la empresa, pero tan real y existente como toda la alegría y música que chorrean sus películas y series. En el verano de hace exactamente 10 años, mientras la mayoría estaba atrapada por Gran Hermano 2007, ocurrió un curiosos suceso en los medios gráficos que por unas breves semanas provocaron que el inocente Mickey se pusiera la gorra preventivamente, y no precisamente la gorra de Fantasía. Por aquellos días apareció un curioso personaje llamado Max Higgins (autorpoclamado “El Rey del Entretenimiento”) que comenzó a asegurarle a la prensa la inminente construcción en la Argentina de un parque de diversiones de Disney, el cual iba a situarse en San Pedro e iba a tener el sospechoso nombre de Walt Dsiney Mndo. No se trataba de un parque cualquiera de esos donde Donald o Pluto aparecen deformadamente dibujados en una calesita, sino a un auténtico parque temático similar al que tanto se pudo ver por televisión y cintas de video de los 90 para adelante. Este poco creíble empresario 8al cual se le notaba a la legua la pinta de chanta) también supo en ese mismo 2007 organizar en Mar del Plata el World Footbal Idol, un evento para seleccionar a un futuro crack que no sólo ganaría 100 000 dólares sino también la posibilidad de jugar en el club del mundo que quisiera. Este evento contó con la presencia de Diego Maradona y los grupos Miranda y Duran Duran, y así y todo la convocatoria fue muy baja. La gente no le convencía del todo este curioso espectáculo. Mucho menos le creyeron esta propuesta de un Disney local, la cual realmente no despertó la esperanza de nadie. Había que ser demasiado ingenuo para creerle a este personaje. Luego de algunas declaraciones periodísticas y la aparición de un cartel de los tipo “próximamente” en los terrenos adquiridos legítimamente por el empresario, Disney se despachó con la solicitada que vemos en la imagen. Anunciaba lo obvio: que no tenían el más mínimo interés por crear un parque en la Argentina, que todo lo dicho por el señor Higgins era una mentira y que se le iba a venir un lindo juicio por uso indebido de marca. Todo con el sonriente y siniestro Mickey arriba de todo. Luego de todos estos bizarros sucesos, no se supo más nada de Higgins hasta el año 2013, cuando productores de América Noticias lo contactaron: se encontraba en una situación bastante diferente a la antes comentada. Lejos de la ostentación y el cholulaje que demostró primero, ahora se encontraba sin un peso, viviendo desaliñadamente entre cartones en Capital Federal. Lo que si conservaba casi intacto era su cualidad para el verso: con total caradurez afirmaba una conspiración con extraterrestres en Estados Unidos que le provocaron la pérdida de su fortuna. De la noche a la mañana ya no tenía los millones con los que creó su fantasmal empresa, llamada increíblemente Higgins WARNER Company. Lo cierto de todo esto que los terrenos de San Pedro al día de la fecha siguen  abandonados como siempre y que si alguna vez el verdadero Disney quiso construir un parque en el país, lo desechó totalmente luego del Disney Animation Festival de 1994, un evento aún recordado por muchos. De esta forma termina este grotesco hecho que involucró a la afamada productora estadounidense infantil que sigue demostrando que es tan hábil para instalar canciones y películas como entablar demandas si fuera necesario. Aunque tal vez si todo esto hubiera ocurrido en la era pre-internet, este prototipo de Ricardo Fort hubiera podido llevar su loco proyecto un poco más adelante…

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