El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

jueves, 16 de julio de 2015

La Youtuber arcaica (2008)


Podría decirse que vivimos en un mundo donde ya es bastante fácil terminar viendo contenidos en dispositivos fuera de los convencionales con calidad bastante decente. Y si uno es reacio a este tipo de cosas, la televisión te termina imponiendo que los veas igual, al difundir informes y noticias realizadas en un 90% con datos bajados de Internet. Pero hasta no hace tanto el mundillo del Internet no tenía la importancia actual y algo realizado para dicha plataforma podía considerarse experimental y hasta exclusivo. Una cosa así ocurrió a fines de 2008, cuando apareció esta micronovela argentina llamada Amanda O, protagonizada por Natalia Oreiro y Luciano Castro. Dicha novela era emitida originalmente por Youtube, y los clientes de Personal podían bajarse los capítulos y verlos en su celular. Igualmente, para la vieja guardia existía una emisión televisiva (emitida el día después que las dos versiones anteriores) que salía por América. Esta microficción contaba con la novedad de ser filmada en HD (hoy una ficción no emitida así se considera un insulto visual para muchos) y de durar apenas unos 7 minutos como mucho ya que era lo máximo que la tecnología permitía hasta ese momento. Por ende, en esos 7 minutos debían contarse muchos cosas rápidamente sin dar muchas vueltas, algo que también parece novedoso aunque no tanto si se ponen a ver cuánto sabían durar aproximadamente los capítulos de Tom & Jerry. En fin, Amanda O (nombre mezcla de yerba mate con una pornostar) era una diva muy egocéntrica y odiosa, aunque la gracia de componer un personaje así era que pareciera una versión exagerada de Natalia O, que la gente creyera que ella era así. La tal Amanda vivía de capricho ostentoso en capricho ostentoso rodeada de lujos y fama internacional, algo que la verdadera Oreiro tuvo bastante alguna vez, autofilmándose con una cámara del tamaño de un cartón de leche. Para sumar a la confusión sobre si esto es una parodia o no, aparecían en los videos de la minitira parte del archivo personal de Oreiro en sus múltiples viajes en su época de popstar. De un día para otro se termina convirtiendo en un ser ordinario y nadie le cree que es Amanda O, y por lo tanto debe cambiar su vida violentamente, y en eso se van los 120 capítulos que tiene esta historia. Se trató de un experimento que pasó bastante desapercibido por la mayoría de la población, aunque contó con una importantísima audiencia rusa, brasilera, italiana, estadounidense... menos argentina. Mucha gente no le prestó atención a las múltiples intervenciones realizadas en la Ciudad de Bs As para promocionar el programa, como graffitis y transmiciones de boca en boca por parte de supuestos fanáticos. Pasaron los años y ambos artistas (Castro y Oreiro) siguieron sus carreras tradicionalmente sin volver a probar estas locuras, mientras que el hecho de encontrar gente que se autofilma y sube su vida al internet como un reality se hizo peligrosamente muy común. Sepan que algo de eso fue advertido por este programa, el cual fue al fin de cuentas algo interesante que nos regaló el año 2008, además del paro del campo, Cumbio y el TVR anti K.

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