El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Pintó el bardo retro (1956)


Que hayan marcas que se conviertan en genéricos de su segmento no es algo para nada novedoso. Aunque hay casos excepcionales en donde la relación con la marca es tan fuerte que el grosor de la población desconoce que el producto en sí no se llama correctamente de esa manera, sino que se está nombrando una empresa. Algo así ocurre con la aspirina, la plasticola o el telgopor. Y dentro de ese grupo encontramos a las Curitas, producto originariamente inglés que en su sitio de origen recibe el bastante tosco nombre "Hansaplast". En la publicidad de la imagen vemos a dos ex-chicos peleándose y un amigo de ellos, anticipándose a la tragedia, ya tiene un paquetito de Curitas a mano ante cualquier futuro problema. Como podemos ver, por aquél entonces Curitas era fabricado en Argentina bajo la firma FADMA. Esta misma denominación no sólo era utilizada en nuestro país, sino que Beiesdorf, la actual dueña de la marca, le colocó esa denominación a toda la región latinoamericana. Para otros países anglosajones quedó nomás Hansaplast y para otros se utiliza el nombre de Elastoplast. Curiosamente, en todas las regiones donde este producto es comercializado, el nombre de esta marca es el genérico del segmento. Mencionamos que Beiesdorf es la actual dueña de Curitas,específicamente desde 1922, pero quienes patentaron este diseño fueron los ingleses de Smith & Nephew, empresa farmacéutica que en el mismo año de su fabricación le vende la patente a Beiesdorf. Aunque si nos ponemos obsesivos, ninguna de las dos fábricas inventó al apósito adhesivo (tal cual se le tendría que denominar si no queremos nombrar una marca). El verdadero inventor fue el inglés Earle Dickson quien, mientras trabajaba en Johnson & Johnson, desarrolla en 1917 estas tiritas tan utilizadas mundialmente ante cada gresca que se pueda armar. Pasó el tiempo y Biesdorf fue creando diversos modelos de su mismo producto (el primero de sus huestes); aparecieron entonces Curitas-Hansaplast-Elastoplast con motivos infantiles, elásticos, para pieles sensibles, resistentes al agua, con desinfectante, con reductor de cicatrices, protectores contra herpes, ultra resistentes, etc. De todas maneras, a pesar de tanta variedad de productos, todos seguiremos recordando a esta marca por su versión clásica, siempre lista para cualquier porrazo.

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