El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

martes, 23 de septiembre de 2014

Tolerancia cero para piojos! (1989)


Entre los tantos artículos importados que le llamaron la atención a toda una generación (aunque ni siquiera los hayan llegado a comprar) se encuentra este vistoso aparatito distribuido por Epilady en el país que cumplía con la función de exterminar de la peor manera los piojos para que realmente no vuelvan: electrocutándolos con pequeñas descargas eléctricas! Semejante aparato (que incluía un cuento infantil, vaya uno a saber sobre qué delirio piojoso) llamado Robi Combi no era para nada económico, pero prometía ser una inversión a largo plazo, ya que cortaba por lo sano con la necesidad de tener que comprar constantemente más y más peines y shampúes para eliminar a los parásitos de una buena vez. A pesar de lo terrorífico que puede sonar ponerse un aparato que libera mini choques eléctricos en la cabeza (previo aviso de pitido electrónico en el momento de que se ajusticiara un piojo rebelde), aparentemente dicho aparato funcionaba dentro de todo bastante bien. Inclusive se llegaron a vender muñequitos del bichito-extraterrestre que aparecía en el empaque, del cual en el caso de haberlo tenido se le ignora su nombre. Pero por una cosa u otra, al poco tiempo de haberse comenzado a fabricar, este producto electrónicamente milagroso desapareció del mercado. ¿A qué se debió ello? Existen varias teorías al respecto. La más amarillista afirmaba que estaba mal hecho y en algunos casos los niños terminaban recibiendo descargas eléctricas alguna que otra vez. Otra razón, más racional, asegura que era debido a que no cumplió las expectativas de venta, sumado a que en el fondo no se trataba de un aparato que realmente funcionara para algo. Pero existe otra más, defendida por quienes tuvieron el aparato entre sus manos, que afirman que existió una suerte de boicot contra este artilugio debido a que le estaba potencialmente sacando el mercado a las lociones y productos para pediculosis que representaban una gran cantidad de ingresos para las farmacéuticas. Pasó el tiempo y no se sabe nada del Robi Combi (ni tampoco nada de su licenciataria York Internacional) y mientras tanto se sigue buscando alguna manera efectiva de hacer sonar estos invitados indeseables, por ejemplo... ahogándolos! tal cual afirma la publicidad televisiva donde apreciamos una y otra vez el cuadro dantesco de ver un pobre piojo ahogarse luego de ser surtido con un shampoo de dudosa calidad...

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