Era muy difícil seguir hablando de marcas y no dedicarle en algún momento unas palabras a Pindapoy, aquella gran empresa argentina que para muchos quedó como cinónimo de jugos cítricos, sobre todo. La excusa es esta publicidad de 1957 proporcionada por Alan Parker. Pindapoy (nombre de una localidad y una estación de ferrocarril antes que de pomelos), que en guaraní significa anzuelo fino, se ubicó en un principio en el sur de Misiones (San José) siendo inaugurada en 1956 por los hermanos Carmelo y Próspero Bovino. Creció tan rápido que en poco tiempo exportaba a sitios como Estados Unidos y Europa, generaba la mayor cantidad de empleo de la región y ocupar de dos a tres trenes por día únicamente con productos de su planta citrícola. Compartiendo las épocas de esplendor con la soda, con la que hablamos hace unos días, antes de que las gaseosas fueran más populares, los jugos en lata, botella y posteriormente en tetra brick eran realmente muy populares en Argentina. Era imposible no terminar prestándole atención a los famosos avidos donde vendían pomelos sin semillas, inclusive con una lupa enfocando el fruto, para estar totalmente seguro. Ya para los años 70, la marca era tan conocida que llevó inclusive el nombre del operativo donde Montoneros secuestra y asesina a Pedro Eugenio Aramburu. Y es justamente en esa década, que comienza su debacle, ya que la pésima situación económica que comienza a mediados de los 70 y se intensifica durante la dictadura comienza a complicar sus finanzas, alterando la regularidad que tenían hasta ese momento para pagar y administrar los créditos que se les había autorizado en los años 60 durante el desarrollismo. Pero Pindapoy seguía ganando mucho dinero, que encima no alcanzaba. Durante los 80, a diferencia de la mayoría de las industrias nacionales, continuaba invirtiendo e inagurando fábricas de embalaje y empaque. Todo termina decreciendo violentamente a fines de los 80, con el fallecimiento de Carmelo Bovino y una nueva administración centralizada en Buenos Aires. Pindapoy termina cerrando en 1992, aunque Bunge & Born (los dueños por aquél entonces de Molinos Río de la Plata) compran la marca, pero sólo eso, en 1995 para la no muy exitosa producción durante un breve tiempo de jugos crítricos. Aún queda pendiente la reactivación de las líneas ferroviarias de la región, que al igual que la fábrica y sus alrededores quedaron totalmente despoblados y abandonados. Inclusive llegaron a haber juicios laborales hasta el año 2009. Aunque hoy esta marca sea sólo un recuerdo al igual que otras como Instantix o Sasetru, no ha existido hasta la fecha una empresa que pueda generar un impacto tan grande como para borrar del inconsciente esta empresa de 40 años de existencia.
El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!
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