En Octubre de 2020 cerraba definitivamente el Hotel BAUEN: el establecimiento cuatro estrellas con nombre alemán pergeñado en 1976 para el mundial de fútbol de Argentina tuvo sus épocas de esplendor a fines de los 70 y principios de los 80, una época gloriosa que quedó inmortalizada en los siguientes avisos. El primero corresponde a 1982 (donde por 30 mil pesos de la época se podían acceder a cualquiera de las ofertas de entretenimiento como la Discoteque o los shows de Gabriela Acher o Sandra Mihanovich), seguido de dos mini recortes de 1984 y 1985, donde a pesar de sus diferencias estéticas conservaban el mismo texto publicitario. El siguiente aviso corresponde a 1992, donde si bien se seguían anunciando las atracciones de antaño (teatro, piano bar, restaurante Bungalow, Pub escocés) incorporaban tecnología para ejecutivos como PC y correo electrónico en cada habitación. Sin embargo, ya en ese entonces la competencia de los hoteles extranjeros estaba siendo cruenta, y el Bauen fue bajando su cantidad de empleados, trató de cambiar de dueño (en 1997 cuando su dueño original Marcelo Iurcovich cedió el lugar a un grupo chileno), pero llegó a convocatoria de acreedores en el 2000 y finalmente su quiebra en 2001, lo que derivó en el nacimiento de la cooperativa "Buenos Aires Una Empresa Nacional" a principios de 2003. De principios de dicha década aparece un aviso del 2000 de Tarjeta Nevada junto a Andesmar para sortear noches en dicho hotel. Finalmente, un aviso que ya le pertenece en realidad a Radio Continental y no al hotel mismo, anunciando en 2005 la transmisión del programa de Alejandro Dolina desde el mismísimo Bauen.
La ambigüedad de la situación de los empleados del Bauen siempre estuvo presente, no lográndose por décadas una expropiación exitosa del edificio o una efectivización de desalojo. Muy afectado por la reciente pandemia, se decidió en octubre de 2020 no continuar en el edificio, retirándose la cooperativa (responsable de crear el primer hotel autogestionado de Latinoamérica) hacia otros establecimientos sin perder puestos de trabajo, y dejando el sitio tapiado desde entonces y con cierto mobiliario a remate. En su interior supo alojar a varias cooperativas más, como la revista Cítrica o la compañía teatral La Dignidad.





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