¿Cuántas veces hemos visto el viejo truco de que, una vez que un producto ya se encuentra bien instalado, experimenten el expandir sus horizontes y encontrarle nuevas utilidades o que lo tengan en cuenta para otras situaciones además de su zona de comfort? En 1994 el chicle Beldent de Stani ya era un producto conocidísimo del kiosco y se había ganado su buena reputación gracias a varios años de campañas publicitarias donde se ponía énfasis en no tener azúcar y ser el perfecto complemento para cuidar la figura sin perder el sabor a menta.
Pero ya teniendo ese mundo conquistado y con su característico jingle aún resonando en la cabeza de los consumidores comenzaron a aparecer estos nuevos avisos para comunicar que Beldent también ayudaba a prevenir la caries y que podía ser una buena compañía para el aliento de los fumadores. Y así iban apareciendo nuevos conceptos un poco metidos con fórceps sobre el PH de la boca, los ácidos formadores de caries y hasta una asociación internacional que certifica a las golosinas que cuidan la salud dental. También existieron spots televisivos donde aclaraban que el tradicional Beldent de siempre era "extra duración" y por lo tanto su gran sabor a menta te duraba mucho más que... que quién? ahora había que compararse con alguien?
En esos años Arcor comenzaba a competirle con fuerza con Topline, el chicle que no solo venía en más variedades que sólo menta sino que también prometía atar su promesa saludable de venir sin azúcar a una marca conocida como era el NutraSweet y su minimalista slogan "llevá lo imprescindible". Treinta años después conviven ambos productos en muchas presentaciones pero del lado de Beldent conservando su identidad de no tener azúcar y conservar su sabor. Lo de la protección anticaries o mejorador de aliento antitabaco quedó en el camino del marketing...

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