Entre los productos que pueden servir para preparar la cena de Nochebuena, dimos con una verdadera rareza sin muchos registros digitales pero que a la hora de llevar a la panza pueden servir igual: la conocida marca estadounidense Swift, un apellido que sonó tanto durante este año, siempre tan vinculada a los productos cárnicos, es decir a cosas marcada e inconfundiblemente saladas, allá por 1983 también comercializó frutas en conserva: ya sean duraznos, ananá o el famoso cóctel podían conseguirse con el sello de la prestigiosa firma más conocida por sus hamburguesas o picadillos. Para reforzar el nuevo producto, junto al aviso aparecían sugerencias de preparación como mousses o helados, aclarando que aunque era algo raro de ver, había que confiar en el sello de calidad de Swift para creer en estos nuevos enlatados.
Por un motivo o por otro, la cosa es que 40 años después si quieren preparar algún postre así para Navidad van a tener que recurrir a cualquier otra marca más conocida en el rubro porque Swift vivió efímeramente ese mercado y en la actualidad sigue con su negocio de siempre, lleno de salchichas, burguers, papas fritas, milanesas, nuggets, paté y jamón del diablo, empanados, cortes envasados al vacío y su segunda marca La Blanca. No van a ver una fruta ni de casualidad...
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