El Febrero argentino de 1992 se encontró de repente con una problemática sumamente antigua pero que de la nada cobró total vigencia: la epidemia del cólera se volvió imposible de ocultar y desde ese mes y durante lo que quedó del año se volvió un tema permanente en las noticias. De apenas "casos aislados" de ciudadanos extranjeros a más de 400 infectados y 15 muertos en pocos meses, sin importar nacionalidad o conductas higiénicas particulares. El gran mal que azotó a la Argentina numerosas veces durante el siglo XIX regresaba para permanecer hasta 1998, dejando un saldo de 4000 infectados y 72 muertes, aunque desde el puntode vista mediático sólo durante sus comienzos contó con gran cobertura, más allá de los avisos de lavado de manos y hervir el agua con lavandina como recomendaba el SITEA.
Además de los avisos gubernamentales, apareció la pata comercial para tratar el tema de otra manera: ya habíamos mencionado alguna vez en esta página las Puritabs, pastillas que potabilizaban el agua y que tuvieron gran publicidad durante 1992. También en esos meses se vieron avisos como los del aparato purificador Water-X, un dispositivo PSA que se aprovechaba de la epidemia para vender su poderoso efecto de filtración contra cualquier bacteria patógena. Por la módica suma de 185 dólares con IVA incluido, la gente de Water -X prometía que con el ahorro de agua mineral y soda que se realizaría muy rápidamente se podría solventar el gasto del aparato que además podía pedirse con tarjeta.
Los avisos que versmos después ya no son tan sofisticados pero también invadieron las revistas de la época masivamente: se trata de dos publicidades casi idénticas del dispositivo Hygolet, que con cada presión de su botón rojo cubría el asiento del inodoro con una película descartable que aparentemente disminuía las posibilidades de contagio de cólera pero también de hepatitis o herpes. La imagen del esquiador que se usaba para graficar la idea de hacer equilibrio sin tocar el inodoro podría decirse que se volvió un clásico de la época. Pero como el cólera se trataba también de un problema socioeconómico que desnudaba el estado sanitario de la población más pobre del país hablar de esta epidemia contaba con un gran componente político. Parte de ese debate puede sugerirse en el chiste de revista Humor también de 1992, cuando las imágenes de guantes esterilizados aplicando gotitas de lavandina al agua servida ya estaban gurando en el inconsciente colectivo...
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