Se cumplen 10 años del fallecimiento de Amalita Lacroze de Fortabat, la empresaria considerada durante muchos años la más rica de la Argentina. En 1976 tras la muerte de su esposo se convirtió en accionista mayoritaria y presidenta de Loma negra, la cementera más importante del país, nacida en 1926 y que contaba con fábricas de portland en San Juan, Olavarría, Zapala (neuquén), Catamarca y Cañuelas. No sólo fue una empresa que siguió expandiendose sino que se la comenzó a conocer por sus actividades deportivas gracias al Club Social y Deportivo Loma negra que si bien tenía los mismos años de vida que la empresa en sí contó con un apogeo importante en los medios a principios de los años 80 cuando su equipo de fútbol disputaba la máxima categoría. Algo similar ocurrió en San Juan con su equipo de hockey femenino.
Luego de grandes épocas de expansión sobre todo en los años de la dictadura militar y el menemismo (fue funcionaria de dicho gobierno), entre deudas, su propia salud, escándalos mediáticos por hijos extramatrimoniales del difunto Fortabat y malos negocios en un contexto de crisis se fueron sentando las bases de la desvinculación de Amalia de la empresa, primero vendiendo gran parte de sus acciones para luego ir permitiendo que Loma Negra fuera adquirida por los brasileros de Camargo Correa, luego de que otros posibles compradores (la mexicana Cemex) bajara su propuesta. El aviso que vemos sobre tejas de hormigón corresponde a 1998: en dicha década "la dama del cemento" también supo animarse a ser accionista de las radios FM Horizonte y Radio el Mundo, además del diario La Prensa, la línea de ferrocarriles Ferrosur Roca y la planta de reciclaje Recycomb.
Luego veremos la publicidad de 2012 de la revista Caras tras su fallecimiento y los conflictos que comenzarían a rondar sobre su herencia. En este tipo de publicaciones sobre farándula se la supo ver seguido con sus otras actividades, aquellas ligadas a la adquisición de obras de arte y beneficencia pero también a sus fiestas de la alta sociedad junto a sus amigos íntimos los Rockefeller... para ella, que cada vez que le preguntaban por su empresa sin importar la época siempre solía decir con su particular acento de señora acomodada "me va muy mal"...
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