“Gándara
preparó un puré de tomates rigurosamente seleccionados, para que usted pruebe
el verdadero sabor del tomate fresco y recién cosechado. Elaborado según las
tradicionales recetas italianas, el Puré de Tomates Gándara viene listo para
consumir, siendo la base ideal para la preparación de excelentes salsas y
deliciosos platos”. Éste es el mensaje que uno se puede encontrar en unas
curiosas cajas de puré de tomates que aparecieron hace varios años pero que
recién en estos últimos días pudieron llegar a mis manos. Debajo del hecho de
que una conocidísima marca argentina de antaño de lácteos haya terminado en un
lugar tan extraño como una caja de tomates tanto tiempo después seguramente se
debe esconder alguna peculiar historia que trataremos de desentrañar.
De lo último que se sabe de la marca de manera oficial es lo
siguiente: nació en 1928 y hasta 1998 se trataba de una marca perteneciente al
Grupo Lactona, una compañía que también era dueña de Saavedra (leche cultivada
y sobre todo queso untable), de Yogurbelt, de las hamburguesas Carny y Hamburgo,
de las pastas La Romagnola y los dulces Chascomús y Malvina, además de
proveerle mozarella a Pizza Hut Argentina, materia prima a Mc Donald’s para sus
helados y producir lácteos para los supermercados Carrefour, Jumbo, Disco y
Coto. Pero ese mismo año decidieron abandonar un orgulloso historial de
rechazos de ofertas de otras compañías por adquirirlos (como Perez Compacn que
tenían a Molfino, Socma que tenía a Canale o Argentine Venture Partners que
tenía a La Paulina, como ejemplo) para finalmente ceder a la presión y ser
comprados por la italiana Parmalat. La firma había ingresado al país en 1992
con productos propios y comprando La Vascongada, empresa dueña del postrecito
Sandy.
La recesión argentina de fines de los 90 seguido de una
importante crisis de la propia casa central de Parmalat en Italia colapsó la
empresa y su filial argentina comenzó a decaer y desaparecer del mercado
progresivamente. A esas alturas, ya habían cometido un gran sacrilegio: habían
hecho desaparecer la marca Gandara del dulce de leche para venderlo como dulce
Parmalat, pero el público no compró esa idea y fueron perdiendo mercado. Es así
que llegamos al 2004 con un día negro para la empresa disfrazado de hecho
patriótico: es cuando el empresario Sergio Taselli compra Parmalat Argentina (o
sea todo lo que venimos nombrando) y la renombra con el pomposo título Compañía
Láctea del Sur. A pesar de grandes promesas de inversión y reposición en el
mercado, en la práctica lo único que se hizo fue un vaciamiento de la compañía,
despidos de personal, pérdida de lugar en el mercado y declaración de
convocatoria de acreedores. La quiebra se decreta en 2008. Cuando en 2009 la
denominada Cámara de Autoservicios que englobaba todos los supermercados chinos
del país (CASRECH) adquiere la marca Gandara en un remate volvieron a haber
promesas y buenos augurios para la marca, pero aparentemente la Asociación de
Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA) frena
la comercialización de la marca por supuestos incumplimientos en el proceso de
compra.
Estamos entonces en el año 2010 y es cuando comienzan a
aparecer misteriosamente en algunas góndolas de supermercados las cajitas de
tomate que ilustran esta publicación. Venían envasados en una empresa
denominada “Establecimientos Harineros Brüning”, una compañía santafesina
nacida en 1907 y que por ese entonces le pertenecía… a Sergio Taselli. Puede
entenderse que si se dio marcha atrás con el procedimiento antes descripto, Taselli
aprovechara y le tratara de sacar jugo a una marca bien famosa, aunque no
tuviera nada que ver con la historia de la antigua firma láctea. Pero parece que
hubo más preocupación por el marketing de instalar esta rareza que en la misma
calidad: en ese mismo 2010 y por lo menos hasta 2016 se sucedieron
allanamientos al molino harinero por sospechas de adulteración de alimentos y
elevada presencia de moho o material fecal animal en el puré de tomates.
Con este puré de tomates que decía ser Gandara cerramos las
novedades disponibles hasta 2015, cuando un seguidor (Juan Martín Acosta) nos
acercó info sobre esta empresa que creíamos desaparecida. Ahora podemos decir
algunas palabras más: que la planta (pero no la marca) Gandara pasó a
pertenecer en 2015 a Juan Carlos Orrico, alguien que tenía en plan revender el
edificio pero que en 2016 hizo que algunos ex trabajadores de la planta
cobraran indemnizaciones.
Gracias a información suministrada por Lary Ruggiero a fines
de 2019 surgieron en Buenos Aires nuevos productos (esta vez lácteos en serio)
marca Gandara producidos bajo la firma “Inversiones para el Agro SA” que si
están siendo fabricados en la antigua planta clásica, pero según ATILRA no son
trabajadores registrados ni el retronó de la marca sería algo legal y legítimo,
ya que no hay autorización para hacer regresar a Gandara y su fábrica estaría
desmantelada. Sin embargo, en el catálogo 2019 de productos Gandara (que luce
un ligero reestyiling en su logo) se menciona que disponen de leche entera y
descremada en cartón, chocolatada, yogures bebibles y firmes, dulce de leche… y
puré de tomates!!! Y no solo eso, sino que anuncian que “próximamente” lanzarán
crema, leche en sachet, flanes y postres.
¿Quién está entonces bajo la responsabilidad de querer hacer
renacer Gandara de esta manera tan irregular? ¿Es acaso un acuerdo entre Orrico
y Taselli? Esto último es lo más probable, ya que productos de la harinera Brüning
aparecen publicitados en el catálogo de Gandara, como si fueran todos una gran
familia indivisible…
Respecto a las cajitas de tomates que pudimos probar,
efectivamente era muy buena. Ahora solo nos queda esperar a que aparezca por
aquí alguna leche de la nueva-vieja Gandara a ver qué tal es. Lo que sí podemos
asegurar es que mucha gente no solo quiere que vuelva a producir la fábrica:
también quiere pasar por la ruta y que le vuelvan a regalar algún yogur como
antes…
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