El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

jueves, 22 de agosto de 2019

Buscando dar en el blanco


Las cosas no existen hasta que se inventan: en el camino ese producto puede ser una genialidad revolucionaria o apenas una vuelta de tuerca de algo ya inventado. Como sea, si se tratará de algo exitoso o no es absolutamente impredecible: los consumidores lo aceptarán como algo que pedían o ni le darán pelota? En ese dilema aparece este nuevo producto: chocolate blanco Arcor con maní.
Antes de seguir, los que estén dispuestos a agarrarse a las piñas para definir si el chocolate blanco merece ser llamado realmente chocolate o no, que por favor lo arreglen afuera del aula. Ahora sí, sigamos. La pregunta que surge es inevitable: ¿Alguien estaba esperando que se fabricara el chocolate blanco con maní? ¿Es una necesidad imperiosa que estábamos esperando de parte de las grandes empresas? ¿Le cambia la vida a alguien la existencia de este artículo? No podemos averiguar nada de eso, pero por lo menos es un producto que logró captarnos la atención con la simple excusa de que “antes no se hizo”… alcanzará eso para popularizarse?
El único antecedente conocido de un artículo así es marca Cabsha, o sea de la misma empresa y hace rato que no hay stock: casualmente tampoco fue un chocolate muy recordado. Lo que sí se consigue con más facilidad es maní bañado en chocolate blanco: es de la marca maní King, los mismos que andan publicitando fuertemente estos últimos meses y que su fuerte es lógicamente el maní salado. Alguna edición especial de los M&M o de los criollos Rocklets también pueden mencionarse que contenían este chocolate, pero seguimos hablando de casos efímeros o directamente estacionales, como las garrapiñadas. En Perú Nestlé vende chocolate relleno con pasta de maní… pero no es lo mismo.
Yendo al producto en sí, como era de esperarse es bastante aceptable: buen y aromático sabor vainillado que combina muy bien con los trozos de maní. Puede hacer recordar a la cubierta de ciertos helados, como los Cofler, que tienen esta combinación como cobertura. Probablemente hayan recetas que ocupen un chocolate así, pero a simple vista sólo se habla de chocolate blanco “puro”. ¿Qué utilidad le podremos dar a un producto así? ¿Alguien lo seguirá comprando más allá de la curiosidad? Demasiadas preguntas nos estamos haciendo, y tal vez la situación no amerite tanto. Al igual que los recientes chocolates lanzados por Arcor (como el cacao 80% o el “marmolado”) son bastante ricos y lo son aún más si no nos ponemos a debatir cuánto de grasa y cuánto de cacao realmente tienen. No le van a ganar nunca a uno nacido en Bariloche, pero ese no es el objetivo de estos chocolates.
A lo mejor estamos frente a una idea que le volará la cabeza a más de uno, no podemos saberlo. Por lo pronto lo recomendamos para los amantes de productos que provocan que los ortodoxos del chocolate hagan mala cara…    

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