Las cosas no existen hasta que se inventan: en el camino ese
producto puede ser una genialidad revolucionaria o apenas una vuelta de tuerca
de algo ya inventado. Como sea, si se tratará de algo exitoso o no es
absolutamente impredecible: los consumidores lo aceptarán como algo que pedían
o ni le darán pelota? En ese dilema aparece este nuevo producto: chocolate
blanco Arcor con maní.
Antes de seguir, los que estén dispuestos a agarrarse a las
piñas para definir si el chocolate blanco merece ser llamado realmente
chocolate o no, que por favor lo arreglen afuera del aula. Ahora sí, sigamos.
La pregunta que surge es inevitable: ¿Alguien estaba esperando que se fabricara
el chocolate blanco con maní? ¿Es una necesidad imperiosa que estábamos
esperando de parte de las grandes empresas? ¿Le cambia la vida a alguien la
existencia de este artículo? No podemos averiguar nada de eso, pero por lo
menos es un producto que logró captarnos la atención con la simple excusa de
que “antes no se hizo”… alcanzará eso para popularizarse?
El único antecedente conocido de un artículo así es marca
Cabsha, o sea de la misma empresa y hace rato que no hay stock: casualmente
tampoco fue un chocolate muy recordado. Lo que sí se consigue con más facilidad
es maní bañado en chocolate blanco: es de la marca maní King, los mismos que
andan publicitando fuertemente estos últimos meses y que su fuerte es
lógicamente el maní salado. Alguna edición especial de los M&M o de los
criollos Rocklets también pueden mencionarse que contenían este chocolate, pero
seguimos hablando de casos efímeros o directamente estacionales, como las
garrapiñadas. En Perú Nestlé vende chocolate relleno con pasta de maní… pero no
es lo mismo.
Yendo al producto en sí, como era de esperarse es bastante
aceptable: buen y aromático sabor vainillado que combina muy bien con los
trozos de maní. Puede hacer recordar a la cubierta de ciertos helados, como los
Cofler, que tienen esta combinación como cobertura. Probablemente hayan recetas
que ocupen un chocolate así, pero a simple vista sólo se habla de chocolate
blanco “puro”. ¿Qué utilidad le podremos dar a un producto así? ¿Alguien lo
seguirá comprando más allá de la curiosidad? Demasiadas preguntas nos estamos
haciendo, y tal vez la situación no amerite tanto. Al igual que los recientes
chocolates lanzados por Arcor (como el cacao 80% o el “marmolado”) son bastante
ricos y lo son aún más si no nos ponemos a debatir cuánto de grasa y cuánto de
cacao realmente tienen. No le van a ganar nunca a uno nacido en Bariloche, pero
ese no es el objetivo de estos chocolates.
A lo mejor estamos frente a una idea que le volará la cabeza
a más de uno, no podemos saberlo. Por lo pronto lo recomendamos para los
amantes de productos que provocan que los ortodoxos del chocolate hagan mala
cara…
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