La semana
pasada estuvimos unos días por Córdoba y para traer de recuerdo de dicha
travesía nada mejor que hablarles de alfajores, aquellas joyas propias de dicha
provincia, siempre disputándose el liderazgo con Mar del Plata.
Marcas de
alfajores cordobeses hay una barbaridad, y esta vez se ha decidido hablar de
una marca poco conocida, de temple artesanal y que ofrecía en una feria de
productos regionales su caja de “surtidos”: son los alfajores La Paila. Si bien
al costado de la caja se hablaba de que disponían de cajas de alfajores con
fruta, con dulce de caña e incluso variedades santafesinas, la autodenominada
caja surtida de La Paila sólo incluía dos variedades: chocolate con dulce de
leche y maza de maicena y glacé con el mismo relleno.
Además de
disponer de una excelente presentación, estos alfajores son realmente muy
buenos: los negros tienen su dosis correcta de amargura y cacao y los de glacé
un dulzor ideal, sin exagerar. El dulce de leche no viene en demasía ni pretende
empalagar, sino que se mezcla perfectamente en la boca con el resto de la masa,
y su cantidad justa ayuda a que sus paquetitos individuales vengan limpitos,
sin desbordes pegajosos. Estéticamente el chocolate y el glacé están desparejos
por todos lados, pero por alguna razón no es algo que desentone con la
propuesta artesanal de toda la marca. No se trataría de una queja para mí, pero
probablemente lo sea para muchos otros: su masa es extremadamente blanda,
generando que si alguien los quiera partir se desgrane en muchas partículas de
miga por todos lados. La expresión “se te deshacen en la boca” nunca fue tan
literal. El lado bueno de esto es que son verdaderamente frescos, y comerlos en
ese estado da un poco más de placer si es posible. Salvo que se los quiera
cortar con un cuchillo…
La Paila
también se dedica a la venta de dulces caseros (membrillo, alcayota, naranja),
conitos de dulce de leche, aderezos, confituras, dulce de leche e higos con
nuez, nueces confitadas, yemitas con coco, graznates norteños, etc. y además
andan ostentando haber obtenido en la XXI Fiesta Nacional del Alfajor del año
2018 el segundo puesto en la categoría “mejor alfajor de chocolate”: una buena
estrategia de marketing teniendo en cuenta que el que salió primero (el
mendocino Entre Dos) no ha hecho tanta publicidad sobre el asunto. Y eso que
también lo probamos y es bastante buenos…
Sin dudas, son
alfajores para regalar y quedar muy bien ante ese fanático que todos conocemos
que nos pide a gritos en los viajes que le mandemos algo. Con La Paila,
difícilmente queden mal. Son bastante más caros que las cajas de las marcas más
famosas tipo La Quinta o Chammas, pero no se van a arrepentir. Son tan
livianitos en su masa que se pueden comer varios sin darse cuenta que se están
vaciando la caja. Nos quedamos con ganas de probar más gustos, sobre todo el de
caña…
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