“¿Si te
digo que hay una nueva golosina que se llama Rockletón, qué pensás que es?” fue
una pregunta que estuve haciendo estos días, ya que era un nombre muy atractivo
para pensar libremente muchas cosas. Tras hacer la pregunta, lo que obtuve de
respuesta fue bien variado: es un turrón con confites? una oblea crocante con
chocolate? acaso un osado crossover entre el Nugatón y los Rocklets? ésta
última opción fue la que más se escuchó, y a decir verdad podría ser la más
intrigante de que existiera. Pero si bien Rockletón es un nombre muy atrayente
desde el punto de vista marketinero (si bien me suena medio a mexicano o hasta
gallego) la realidad es bien diferente a lo que uno se puede imaginar…
En los
últimos años Arcor llevó su marca Rcoklets a horizontes impensados: convirtió
la marca en helados, huevos con sorpresa tipo Toy’s, pochoclo bañado, barras de
chocolate (en Chile), galletitas tipo Toddy… hasta aparecieron sus confites
arriba de los Yogurísimo! Y podríamos seguir si nombramos a todos los sabores
exóticos que esporádicamente aparecieron de sus lentejas confitadas: de banana,
de almendra, tipo crocante, de maní, de chocolate blanco, de bon o bon, de
tutti frutti para Halloween, tamaño gigante, con rellenos y colores múltiples,
etc.
En este
proceso de expansión apareció esta nueva golosina con nombre prometedor y que
probablemente tendrá su público (sobre todo por el tema de costos), pero no es
un producto que enloquezca ni innove demasiado. Pasamos a describirlo…
Como
muestran las fotos, Rockletón es una barrita de chocolate minúscula cilíndrica
que conviene agarrar con cuidado en un día caluroso. Su forma y la textura del
papelito que lo envuelve hace acordar automáticamente al Batón de Garoto, y la
relación está bien justificada: si hace años Arcor se apropió del diseño del
bombón Serenata de Amor y lo llamó Bon o Bon… por qué no podrían haber hecho lo
mismo con algún otro producto de los brasileros, si encima suena igual? El
cilindrito en cuestión dice Rocklets y no Rockletón en su superficie… y
viéndolo de costado pareciera que alguien lo agarró con un cuchillo y le metió
un corte a lo largo. A través de la ranura que genera ese corte puede verse que
en el interior del cilindro hay algunos mini-Rocklets coloridos: no termina de
quedar claro si esa ranura cumple esa función para espiar, si es el método con
el que las máquinas de Arcor meten los confites adentro o si es un error de
diseño. Sea como fuere le da un aspecto
de terminado a las apuradas muy desprolijo.
Pasando
a lo más importante (el gusto!!!) tiene el típico sabor a chocolate con leche
de la marca, emparentándolo más todavía con el Batón que se jacta de ser
justamente eso. No es un sabor innovador ni un producto que enloquezca pero al
formar parte de los productos Arcor que informan “la porción justa” puede
llegar a funcionar como un antojito de chocolate para los chocoadictos o como
bocado pasajero para quien quiere algo dulce y no mucha plata. Eso sí, como
regalo para la Semana de la Dulzura es demasiado miserable… sólo se
justificaría si tuvieras que regalarle a muuuchas personas a la vez…
Como
conclusión, se puede decir que es una golosina con uno de los mejores nombres
pero que en la práctica resulta bastante intrascendente para lo que promete. No
extrañaría que dentro de algunos años alguien pregunte por él y se tejan suposiciones
sobre si existió o no de lo desconocido y fugaz que fue, como pasa actualmente
con los Tubby 1 o 2…
Alto blog, gracias por la info, es bueno saber que hay lugarcitos interesantes en internet fuera de las grandes marcas de red social.
ResponderEliminarGracias por la visita Emi!
Eliminar