El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

domingo, 13 de enero de 2019

A Alitalia muerta, Alitalia puesta

El 13 de Febrero de 2009 entró en funciones una aerolínea italiana denominada Alitalia… pero probablemente les suene a una aerolínea del mismo país mucho más antigua, e inclusive con el mismo logo y pronunciación. Esto se debe a que la histórica Alitalia (la nacida en 1946) había comenzado una larga quiera que comenzó a fines de 2008 y empezó a reencaminarse tras el nacimiento de la nueva aerolínea. Nos estemos refiriendo a la vieja o nueva Alitalia, el origen de su nombre es el mismo: un acrónimo entre “alas” e “Italia” en ese idioma.
Hizo falta un acuerdo con la empresa británica British European Airways para que la primer Alitalia existiera. Como dato de color, la primer aeronave que tuvieron era marca Fiat, y en su primer año de existencia ya habían transportado unas 10 mil personas. Suele haber confusión respecto a si su nacimiento es en el 46 o bien en 1957: sucede que en ese año se fusionan con otra aerolínea italiana denominada Linee Aeree Italiane, generando que su nombre completo fuera “Alitalia Linee Aeree Italiane”, el nombre que tuvo hasta su desaparición en 2008. Gracias a la mencionada fusión, convivían en la repartija de acciones el Ministerio del Tesoro del Gobierno Italiano y una mini participación creada entre KLM y Air France. Una parte importante de su prestigio internacional fue responsabilidad de Juan Pablo II, quien eligió a la empresa como la exclusiva para sus peregrinajes en otros países, fuera del Vaticano por primera vez en la historia papal. Una racha que se cortó con Benedicto XVI, que le abrió el negocio a otras compañías.
Su gran declive arranca durante la década del 90: en esos años su mala administración los hace perder mercado y rentabilidad, a pesar de haber creado una nueva subsidiaria, Alitalia Express, en 1997. Numerosas protestas entre pilotos, tripulación y sindicatos y una inquietante intervención estatal en los números va generando el declive de la compañía, que fracasa fusionarse con KLM en 1995.
En 2001 consigue entrar en la alianza SkyTeam (la misma a la que ingresó Aerolíneas Argentinas tras ser reestatizada) y este hecho sería de los pocos positivos que tuvo la empresa a lo largo de esa década: en 2003 arrancó un feroz recorte de puestos de trabajo (cerca de 2700) para sanear sus cuentas. Así y todo, adquieren en 2004 una aerolínea quebrada, Gandalf Airlines, con el objetivo de recapitalizar sus destinos en los muy redituables Paris y Miami. No se sorprendan: su situación a fines de ese año empeora aún más, replanteando ahora el despido de 5000 personas más para dar el aspecto de empresa equilibrada y volver a ofrecerse a KLM.
Al igual que venía ocurriendo con Aerolíneas Argentinas y Japan Airlines para la misma época, Alitalia a fines de los años 2000 atravesaba una profunda crisis con balances negativos varios años seguidos y una incertidumbre total en el pago de sueldos. Como manotazo de ahogado muy riesgoso, llegaron a decir en 2008 que la última chance para evitar la quiebra era bajarle el sueldo a sus trabajadores: tras varias horas de tensión, se imaginarán la respuesta de parte de su personal. Tras la quiebra, una sociedad denominada Air One (ni más ni menos que sus competidores) junto al Banco Intesa Sampaolo serán los encargados de comprar los derechos de marca junto a rutas, aviones y derechos aeroportuarios: había muerto Alitalia, y había renacido Alitalia en su mismo lugar, aunque esta nueva versión dejaba de tener el nombre que escribimos antes par ahora agregársele el “Società Aerea Italiana”.
Sus primeras épocas fueron bastante buenas, y la nueva-vieja Alitalia se volvió un ejemplo en el mundo: había logrado pasar de estar en quiebra a volver a ser exitosa en sólo un año. En 2013 concretan su ansiado sueño de fusionarse con KLM-Air France, pero a ellos hay que sumarle Etihad Airways desde 2014. Tantas nuevas manos queriendo sacarle rédito a esta milagrosa gallina de los huevos de oro volvieron a llevar a la empresa por terrenos tumultuosos, llegando la amenaza de quiebra nuevamente en 2017. Tras un salvataje financiero de 900 millones de Euros en 2018, dicen que su situación va mejorando.
Siga siendo deficitaria o no, siga siendo privada o no, Alitalia parece que va a seguir volando y va a seguir manteniendo los colores italianos bien en alto… aunque no sabemos hasta cuándo. Por suerte el logo histórico no se toca. Apenas si quisieron cambiar los uniformes de su tripulación en 2016 y ni eso el público les perdonó. Sí es positivo, como siempre destacamos aquí, decir que en estos 10 años no han registrado incidentes fatales en sus vuelos, pero la parte de contabilidad siempre será un asunto un poco más “turbulento” y con más prensa que lo más importante. 
Mientras tanto, hasta nuestro próximo vuelto tenemos para apreciar estas 4 publicidades. La primera de 1956, la segunda de 1989, la tercera de 1993 y la última de 2009, la única de la empresa que responde hoy a Alitalia… Mamma Mía!





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