El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

viernes, 19 de octubre de 2018

Sorpresas truchas te da la vida


 

Las golosinas retro siempre tienen el mismo privilegio: parece que sabían mejor y eran más sanas, remontan a una época de felicidad e ingenuidad nunca vista pero… acaso hay excepciones a esta regla casi sagrada? Por supuesto que la hay. Entre los añorados recuerdos del alfajor Suchard y el chocolate Comprimido, un poco más atrás del Tubby y las obleas Bésame… prácticamente al fondo, pasando por encima de los caramelos Media Hora y la gaseosa Tab… sí, allá bien en el fondo de las golosinas placenteras existió un chupetín con palito de madera, considerado por la amplia mayoría como “de sabor indefinido” (aunque lo más probable es que haya sido una imitación de una cruza entre una naranja y una andarina pasada) y que jugaba con las jóvenes mentes de los 70 y los 80 prometiendo un juguete sorpresa con cada paquetito comprado. Se llamaba Topolín y, como no podía ser de otra manera, tuvo a un topo como protagonista en sus empaques. Esta golosina no demasiado glamorosa no era ni la sombra del chocolate Jack (su principal competidor en el rubro “golosina con sorpresa”) pero pudo sobrevivir una importante cantidad de años cargando con la rara virtud de nunca poder traer en su interior algo que realmente valiera la pena. La lista de atrocidades que contenía era extensa y no contaba ni siquiera con un catálogo, un concepto de colección o novedades de temporada: una mamadera, un soldado, un cucharón con forma de avión, un peinecito, autos coloridos con ruedas negras, una diligencia, un rallador de queso, una sopapa, un velero, esa tradicional hélice que volaba si la frotabas entre tus manos, una canoa, etc… una ensalada de cosas con las que tampoco se podía hacer mucho. El consenso es bastante aceptado: el sabor del chupetín era indescriptible, y su sorpresa decepcionaba al instante. Pero además, gran parte de los que lo recuerdan tienen presente lo siguiente: entre tanta mala calidad de producto lo que realmente motivaba a comprarlo era la expectativa, una ingenuidad mayor de otras épocas y, apelando a la ternura, el hecho de aceptar un regalo de parte de algún ser querido. Por estas cuestiones más espirituales que materiales el Topolín pudo vivir varios años sin modernizar sus sorpresas ni necesitar innovar demasiado en la receta de su inefable chupetín. Y de esta manera silenciosa llegamos a los temibles 90, donde tanto el Jack como el Topolín tuvieron que vérselas con el italiano Kinder: esta genialidad de huevo no sólo traía un chocolate exquisito sino que sus sorpresas eran bien sofisticadas y cambiaban todos los años. Jack pudo sobrellevarlo gracias a años de buena relación y calidad con sus consumidores, pero el Topolín se consideró clínicamente muerto durante un tiempo considerable. Llegamos a los inicios de la actual década, donde colgándose de la onda retro que hizo retornar a tantos productos, bandas y películas el Topolín volvió a ser fabricado por Golosinas Pilar. Tal como vemos en las imágenes, no sólo el topo se había modernizado estéticamente: ahora había una versión para nenes y otro para nenas. Una vez más se veían en la obligación de ir tras los pasos del Kinder, que fue el mentor de dicha sectorización, para poder arrancar unas migajas del mercado aunque sea. No hubieron grandes campañas publicitarias, ni siquiera los tradicionales stickers que se sabían repartir a los kioscos durante sus años de “esplendor”: el 2010 encuentra al Topolín con un perfil bajísimo y peleando con gran desventaja. No obstante, es de destacar de esa nueva etapa la subcreación denominada Juguetazo: con la misma división de género de su progenitor y un elegante papel metalizado, por un monto un poco mayor se prometía juguetes de mayor tamaño y, se presumía, calidad. Tal vez el concepto de “sorpresa gigante” que ofrecían los huevos de pascua Kinder estaba oculto en este artículo, pero es una suposición. A pesar de teléfonos y páginas webs mencionadas, no se puede contactar a los originales fabricantes de esta bizarra golosina. Cada tanto aparece alguien en Mercado Libre que ofrece tiras completas para cumpleaños, pero la venta directa en kioscos pareció nunca materializarse. El Topolín seguirá por ahí, asaltando ilusiones a jóvenes consumidores que confían demasiado en los mayores regalones. Su estrategia seguirá siendo la de hacer el menor ruido posible y de no mejorar el sabor de su chupetín ni la calidad de sus juguetes ni una pizca, haciendo que está pero no está. Con su personalidad propia a la hora de jugar, sin dudas: nunca el Kinder se animará a traer una damajuanita, por ejemplo. Que no está pero está. Lamentamos decirle al Kinder que aún no está dicha la última palabra en esta contienda pero… algún día podremos ver huevos de pascua marca Topolín? Cuidado que muchas cosas escritas por aquí aparecieron siendo realidad más tarde…


1 comentario:

  1. ¡Excelente articulo! Es sabor frutal pero no tuttifrutti, alguna mescla de jugos diferente, probé una golosina china con sabor parecido. Voy a complementar con algo del blog Kioscazo: Es un ratón la mascota de esta golosina (los topos no tienen orejas muy grandes), y no, no es un topo como algunos se aventuran a decir, podría ser mas bien un jerbo de orejas largas. Topo significa ratón en italiano. Precio se puede ubicar más o menos en los $20 en Buenos Aires.

    http://kioscazo.blogspot.com/2017/12/golosinas-en-el-limbo-bocaditos-oblibon.html

    Saludos!

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