El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Yo tarjeteo, vos tarjeteás

¿Habrá quedado en pie alguna de las empresas nombradas abajo?

La gran ocurrencia de utilizar la palabra "efectivo" para publicitar una tarjeta...

Hasta en los stickers de un local cualquiera terminaba debajo de Visa...

Usar una tarjeta de crédito para Aerolíneas Argentinas se entiende, pero... para el Correo Argentino?

La historia de las tarjetas de crédito tiende claramente a convertirse en el duopolio Mastercard-Visa. A partir de ahí cuesta más recordar o rastrear el resto de las tarjetas famosas que existen o supieron existir. Sin embargo, existe en el corazón de la argentinidad un importante espacio para recordar a Argencard, la tarjeta que evidentemente no podía haberse inventado en ningún otro lado. La primer publicidad que vemos es de 1975, donde salvo el diseño antiguo del supuesto cepillo de dientes y la expresión “combinado estereofónico”, el resto podría pasar por una educada publicidad actual. “La tarjeta argentina de compras”, tal cual era su slogan, tuvo en sus inicios ese logo bien cuadrado que se fue suavizando con los años. Para la siguiente imagen saltamos a 1979, donde justamente su diseño (el más recordado de todos) se asemeja al que empezaron a aparecer en distintas casas de comercio: el logo rojo sobre fondo negro y debajo el nombre en blanco. Curiosamente, en ambos avisos el dueño de la tarjeta es un tal Oscar Beltran… ¿Habrá sido algún gerente de la empresa o el publicista encargado quizás? Tampoco en estos avisos se ve el logo de MasterCard, pero sin que alguien nos lo diga ese nombre se nos aparece en la mente: es que Argencard fue la licenciataria de MasterCard en el país, y desde siempre la relación de ambas marcas fue muy íntima. En 1971 un grupo inversor liderado por Néstor Porcel, Manuel Rodriguez, Luis Posse y Alejandro Laurence se convierte el encargado tanto en Argentina como en Uruguay (si, en Uruguay también se podía comprar con Argencard) de operar ambas marcas de tarjeta, a la que luego se sumaría Maestro. Definitivamente fue en los 70 la mejor época de esta marca, cuando la globalización de los nombres de tarjeta era algo muy rudimentario. Esta sociedad permanecería sin cambios hasta 1995, cuando otro grupo inversor, bastante mediático por ese entonces, compra el 56% de la compañía: es el Grupo Exxel, aquél que en esos años de gloria llegó a ser dueño de Freddo, Musimundo, OCA, Blastein, el pan Fargo y las marcas de ropa Lacoste y Armani. Con esta nueva mentalidad encima y la necesidad constante  y apremiante de obtener más ganancias a costa de lentas construcciones de marcas regionales, en 1997 arranca la lánguida agonía de Argencard. En ese año se decide que Mastercard pasará a absorber a todos los clientes de la tarjeta desarrollada en Argentina: a medida que los plásticos fueran venciendo, dichos clientes iban a recibir una tarjeta sólo con el logo de Master. En aquél entonces se hablaba de que los consumidores se iban a sentir más confiados en tener  el aval de una tarjeta internacional, pero en el fondo se trataba de una gran herramienta de marketing para ahorrar publicidad en épocas de recesión. El cambio no ayudó para nada: en los años siguientes Argencard-Mastercard fue perdiendo posicionamiento frente a Visa Argentina. Además de un día para el otro se decidió la reducción del 5 al 2,5% los aranceles que aplicaban a comercios, generando drásticamente la desaparición de varias tarjetas bancarias de la época con su logo. Desde el año 2000 ya se hablaba de un posible nuevo participante dentro de la sociedad, de origen estadounidense llamado First Data: en ese momento, la mayor procesadora de tarjetas y cheques de USA. El Exxel Group estaba tambaleante pero Argencard fue siempre la empresa que mejor réditos le dio, para la cual demoró el proceso de venta hasta su concreción, recién en 2006 y por el 100%. Ya para ese entonces Argencard sólo era el nombre de la empresa licenciataria: el nombre en las tarjetas se veía realmente cada vez menos. Es por eso que muy pocos recuerdan el tercer logo de la secuencia: una A roja bastante modernizada que también hace de C sobre fondo blanco y letras negras, dejando en el centro un rectángulo que representaría a la tarjeta en sí. En la actualidad el sitio de First Data exhie con orgullo los logos de Diners, Nativa Nación, JCB, Cencosud, CMR Falabella, Cordoesa , Discover, Mastercard, Maestro y… Argencard! Aunque no lo crean, existen desde hace 3 años un fuerte intento de hacer resurgir esta marca: en 2015 una compañía llamada Credinos volvió a sacar tarjetas Argencard. Apenas una pizca de empresas emite la tarjeta ahora (como una denominada Casa Sampietro), algo bien lejano a la inmensa popularidad y presencia publicitaria de los 70 y 80, pero por algo se empieza o mejor dicho se continúa para escaparle a la agonía. Como un recuerdo más dentro de sus épocas de desaparición total sumamos un aviso de Argenta de 2012: aquella tarjeta lanzada por ANSES que ofrecía descuentos y beneficios en distintos comercios. Su similitud con el nombre Argencard hacía recordar un poco la clásica tarjeta, pero al final duró un suspiro: deja de existir en 2016 y desde ese año es el nombre de créditos para jubilados y pensionados, pero ya no más una tarjeta plástica.

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