El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

viernes, 23 de marzo de 2018

Degustame que me gusta (2010)



No es novedad en estos años la constante llegada de variedades y fragancias exóticas de perfumes, jabones y desodorantes. Un nuevo ingrediente vistoso puede ayudar a revitalizar una marca con ese producto nuevo, aunque sea por curiosidad. No es ahora un artículo muy recordado, pero para los que no lo recuerden en 2010 la línea de jabones Lux tuvo la ocurrencia de vender un jabón de tocador con extracto de vino tinto llamado lux Degústame. Hacía rato que los jabones traían extractos de alimentos, pero era la primera vez que se escuchaba de una bebida alcohólica. En realidad obviamente alcohol no tenía, sino extractos de uva Bourdeaux, pero la idea quedaba flotando en el aire. Como siempre ocurre con los productos de Unilever, este jabón tuvo una gran cantidad de apoyo publicitario pero paralelamente recibió una gran cantidad de críticas por parte de los simpatizantes por el vino: ¿A quién se le ocurre que una mujer va a querer seducir enjabonándose con vino? Tal como lo afirmaba el blog Vinosofía, resultaba un producto paradójico: si las principales características del vino tinto son la acidez y la astringencia… cómo se les puede ocurrir hacer un jabón con eso? Por otro lado, las mismas bioquímicas que trabajaron en la creación del jabón afirmaban que el vino tinto era beneficioso para la piel porque ayudaba a hidratar la dermis, aunque era una cualidad compartida con el ph neutro de los jabones en sí. Más a favor de la venta de este producto estaban los defensores de la bañoterapia y la vinoterapia (ambas con dudosa base científica), y hasta salió un compendio completo que explicaba cómo este tipo de jabones estimulaba los 5 sentidos: se puede comprender la estimulación del tacto, olfato y vista (apoyadas en la idea psicológica de lo agradable del color violeta)… pero y el oído y el gusto??? Supuestamente el sonido del agua en la ducha era el aliciente para la audición y con respecto al gusto… el olerlo iba a provocar que se te hiciera agua la boca. Más allá de los típicos versos marketineros y los enojos de los eruditos, el Lux Degústame no fue un producto excesivamente exitoso. Duró unos años en el mercado y luego se marchó, como gran parte de las fragancias que se reinventan constantemente. Es decir, no puede considerarse un “fracaso” hecho y derecho ya que vivió lo que usualmente vive este tipo de productos. Tuvo un relanzamiento en 2014 (donde tuvieron la caradurez de presentarlo como una innovación… de vuelta) con un nombre menos glamoroso: simplemente se llamó Lux Toque de Vino. Así y todo, sólo sobrevivió un poco más. Queda asentado en esta página entonces el recuerdo de este producto que muchos ni siquiera deben haber registrado, junto a su mini-polémica inicial, y dejamos para la posteridad el aviso a doble página que las revistas de belleza tenían por entonces para intentar venderlo… salud! Pero a tomar con moderación a la hora de bañarse o nadar…

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