El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

domingo, 25 de febrero de 2018

El gran simulador (2018)


Un curioso producto ha aparecido durante este último verano, siendo de muy buena calidad pero pasando por el momento desapercibido publicitariamente hablando: estamos hablando del Bebible Sancor que vemos en las fotos, disponible en sabor frutilla y vainilla. A primera impresión lo que uno ve es la palabra “Bebible” bien grande y asume que es un yogur. Los más memoriosos tal vez se pregunten si la Mareca Yog’s (propiedad de Sancor) ya no existe más, pero en realidad estos sachets contienen otra cosa y no yogur: una especie de bebida de leche saborizada, formalmente denominada “alimento lácteo a base de leche descremada”. El primer producto que viene a la mente con que se lo puede emparentar es el licuado Seremix de su competidor La Serenísima: ellos también lanzaron su producto con un nombre ambiguo y después tuvieron que salir a aclarar que lo que vendían no era un yogur más caro sino “licuado de leche”, es decir otra cosa. Justamente respecto al precio hay una importante diferencia: el Sancor Bebible es mucho más barato que los licuados de la Serenísima, pudiendo haber hasta 10 pesos de diferencia entre ambos productos. Respecto al sabor, resulta bastante dulzón al lado de la inevitable acidez de un yogur, y su falta es algo que se agradece mucho. Tal vez lo más cercano en sabor a estos bebibles sería el gusto de mezclar leche con los saborizantes Okey de vainilla y frutilla. En resumen, un producto barato (vale lo mismo que un yogur) y de sabor agradable, pero que por el momento no ha tenido demasiada repercusión publicitaria para que más gente lo conozca. Si a primera vista tiene el aspecto de “yogur de sancor de segunda” al lado del Yog’s, más difícil resultará que los consumidores quieran comprarlo asumiendo que en realidad es un producto diferente. De cualquier modo, es obvio que poner el término ambiguo de bebible tan grande es una invitación a que mucha gente se arriesgue y lo compre creyendo que es un yogur, pero no sabemos si se trata de una estrategia que más adelante tendrá éxito. Por el momento es una propuesta interesante para probar (los que le tienen terror a la acidez del yogur que consuman tranquilos) y, teniendo en cuenta que los verdaderos yogures de Sancor tienen una variedad más amplia de gustos, tal vez nos encontremos más adelantes con sabores más interesantes…     

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