Son pocas las
marcas que logran conservar sus envases y logos durante muchos años, y aquí
vemos una de ellas: entre esta publicidad de Café Cabrales del año 1989 del
lado izquierdo y la derecha del año 2001 hay apenas leves diferencias. Curioso
es que en esta última no aparezca su slogan ultra clásico, que si se ve en la
del 89. Ese slogan que todos hemos escuchado alguna vez en su inoxidable jingle
de radio y tv, con ese avioncito que despega rápidamente mientras un coro de
mujeres nos canta “Arriba Cabraaaaaaaleeeees… Café Cabraaaaleeees… Significa
Buen Caféeeee!” Si han logrado cantar esta melodía mientras lo leyeron es señal
que dicha canción logró su cometido en nosotros. Cabrales nació hace 76 años en
Mar del Plata, y a pesar de ser una empresa nacional, en realidad es bastante
antigua: se dedica a la fabricación y distribución de café, pero dicho producto
no se hace en el país. Como vemos en los empaques viene importado de Colombia,
pero inicialmente ni eso hacían: su fundador se llamaba Don Antonio Cabrales,
un español ex empleado de un local llamado “Al Grano de Café” que en 1941 se
animó a cortarse solo e inaugurar su propio negocio llamado “La Planta de Café”.
Justamente el nombre que aparece escrito en los envases dorados. Ya para 1965
sus hijos decidirían dar un paso más y comenzar a envasar otros productos: así
llegó el té en hebras Tellevo y el té en saquitos Big Ben, con un envase y logo
un poco similares al inglés Lipton. Un año antes de nuestra primera publicidad,
habían dado el gran salto de instalar oficinas en Buenos Aires y en el Parque
Industrial Gral. Savio donde se dedicarían a, justamente, modernizar sus packagings
y traer productos vistosos y exóticos como se supieron ver durante los 90. Un
detalle de gran valor nostálgico para la empresa: con el correr de los años también
terminaron adquiriendo aquél antiguo nombre de Al Grano de Café, aquél sitio
donde comenzó a trabajar su fundador, el primer Cabrales. Y por supuesto, es
imposible no relacionar su logo y nombre con aquellos largos y humeantes años
en los que auspiciaban Polémica en el Bar, una creación de Gerardo Sofovich. Actualmente
es una empresa que se encuentra en una transición entre la tercera y cuarta
generación familiar y que hasta se ha animado a la producción de mermelada bajo
el nombre Patagonia Berries. Siguen importando productos de delicatesen, como
el aceite Carbonell y las conservas Albo de España, así como el Cognac Osborne.
Bastante más tarde que su competencia pero seguros también lanzaron al mercado
su línea de cafeteras que funcionan con cápsulas. En su caso el resultado fue
un muy coqueto producto con el sello de Philips Senseo, aunque su fama es
bastante menor a otras máquinas de mayor éxito, como las de Nestlé Dolce Gusto o
Nespresso. También se animaron a la moda del Capuccino y fueron un paso más,
creando la versión de esta bebida lista para tomar directamente del envase y
helada, creada con La Serenísima allá por el 2010. Y aunque no lo parezca, han
metido la cuchara (en este caso la cucharita de café) en locales culturales y
gastronómicos como el Almacén de Licores y el Espacio Arte Richard Hall. La
clave de su éxito en tantos años de vida ha sido preocuparse siempre por la
calidad de sus productos: como se dijo antes, todo lo que ellos manejan viene
de Colombia (otras marcas traen el café de Brasil y hasta Vietnam) y esto es su
particular valor agregado. La Argentina no es tierra fértil para la producción
de café, así que si o si éste debe venir de afuera, sin importar la marca. Pero
ellos mismos aseguran que cuidan tanto lo que muelen, envasan y distribuyen que en el fondo termina siendo algo de
producción nacional. Hecha esta aclaración, podemos afirmar que seguiremos
viendo a Cabrales con sus logos y paquetes inmutables por bastante tiempo más…
aunque lamentablemente en ningún lugar hacen referencia a ese curioso personaje
que aparece en el aviso de 2001… qué fue de la vida de ese granito de café como
mascota de la empresa? cómo se llamaba? Cuándo y por qué habrá dejado de
existir? Todo un misterio que para develarlo se necesitarán muchas noches de
desvelo, que seguramente precisarán de un café como Cabrales para subsanar…
El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!
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