El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

domingo, 30 de abril de 2017

Get Up Cabrales!


Son pocas las marcas que logran conservar sus envases y logos durante muchos años, y aquí vemos una de ellas: entre esta publicidad de Café Cabrales del año 1989 del lado izquierdo y la derecha del año 2001 hay apenas leves diferencias. Curioso es que en esta última no aparezca su slogan ultra clásico, que si se ve en la del 89. Ese slogan que todos hemos escuchado alguna vez en su inoxidable jingle de radio y tv, con ese avioncito que despega rápidamente mientras un coro de mujeres nos canta “Arriba Cabraaaaaaaleeeees… Café Cabraaaaleeees… Significa Buen Caféeeee!” Si han logrado cantar esta melodía mientras lo leyeron es señal que dicha canción logró su cometido en nosotros. Cabrales nació hace 76 años en Mar del Plata, y a pesar de ser una empresa nacional, en realidad es bastante antigua: se dedica a la fabricación y distribución de café, pero dicho producto no se hace en el país. Como vemos en los empaques viene importado de Colombia, pero inicialmente ni eso hacían: su fundador se llamaba Don Antonio Cabrales, un español ex empleado de un local llamado “Al Grano de Café” que en 1941 se animó a cortarse solo e inaugurar su propio negocio llamado “La Planta de Café”. Justamente el nombre que aparece escrito en los envases dorados. Ya para 1965 sus hijos decidirían dar un paso más y comenzar a envasar otros productos: así llegó el té en hebras Tellevo y el té en saquitos Big Ben, con un envase y logo un poco similares al inglés Lipton. Un año antes de nuestra primera publicidad, habían dado el gran salto de instalar oficinas en Buenos Aires y en el Parque Industrial Gral. Savio donde se dedicarían a, justamente, modernizar sus packagings y traer productos vistosos y exóticos como se supieron ver durante los 90. Un detalle de gran valor nostálgico para la empresa: con el correr de los años también terminaron adquiriendo aquél antiguo nombre de Al Grano de Café, aquél sitio donde comenzó a trabajar su fundador, el primer Cabrales. Y por supuesto, es imposible no relacionar su logo y nombre con aquellos largos y humeantes años en los que auspiciaban Polémica en el Bar, una creación de Gerardo Sofovich. Actualmente es una empresa que se encuentra en una transición entre la tercera y cuarta generación familiar y que hasta se ha animado a la producción de mermelada bajo el nombre Patagonia Berries. Siguen importando productos de delicatesen, como el aceite Carbonell y las conservas Albo de España, así como el Cognac Osborne. Bastante más tarde que su competencia pero seguros también lanzaron al mercado su línea de cafeteras que funcionan con cápsulas. En su caso el resultado fue un muy coqueto producto con el sello de Philips Senseo, aunque su fama es bastante menor a otras máquinas de mayor éxito, como las de Nestlé Dolce Gusto o Nespresso. También se animaron a la moda del Capuccino y fueron un paso más, creando la versión de esta bebida lista para tomar directamente del envase y helada, creada con La Serenísima allá por el 2010. Y aunque no lo parezca, han metido la cuchara (en este caso la cucharita de café) en locales culturales y gastronómicos como el Almacén de Licores y el Espacio Arte Richard Hall. La clave de su éxito en tantos años de vida ha sido preocuparse siempre por la calidad de sus productos: como se dijo antes, todo lo que ellos manejan viene de Colombia (otras marcas traen el café de Brasil y hasta Vietnam) y esto es su particular valor agregado. La Argentina no es tierra fértil para la producción de café, así que si o si éste debe venir de afuera, sin importar la marca. Pero ellos mismos aseguran que cuidan tanto lo que muelen, envasan y distribuyen  que en el fondo termina siendo algo de producción nacional. Hecha esta aclaración, podemos afirmar que seguiremos viendo a Cabrales con sus logos y paquetes inmutables por bastante tiempo más… aunque lamentablemente en ningún lugar hacen referencia a ese curioso personaje que aparece en el aviso de 2001… qué fue de la vida de ese granito de café como mascota de la empresa? cómo se llamaba? Cuándo y por qué habrá dejado de existir? Todo un misterio que para develarlo se necesitarán muchas noches de desvelo, que seguramente precisarán de un café como Cabrales para subsanar… 

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