El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

martes, 29 de marzo de 2016

Entre Supra y yo hay algo (1970)


Ciertos productos resultan novedosos en todas las épocas y es difícil buscarle un reemplazo. El mercado argentino de adherezos, salvo honrosas excepciones, siempre ha sido bastante tradicionalista. Y actualmente las marcas que lideran dicho mercado pertenecen casi todas a Unilever, pero para conseguir tener éxito con semejante concentración debe haber detrás una historia importante de prestigio y calidad de muchos nombres, El que nombraremos hoy es justamente de los menos nombrados y recordados: los adherezos Supra, de Fanacoa. En esta publicidad de 1970 aparece un plato vacío con un poco de mostaza de la marca y ya representa algo que puede entusiasmar la comida, sin necesidad de que importe el plato principal. Aparecen además, tres variedades de mostaza bastante poco explotadas en el tiempo: mostaza al fuego, liviana y "natural", aunque esta última probablemente sea la variedad clásica. No se asusten: no es que en esa época las mostazas fueran radiactivas y tuvieran ese extraño y poco atractivo color de la foto, eso se trata de un error en la impresión de la hoja. Supra tal vez resulta una marca que muchos ni siquiera escucharon y mucho menos consumieron, pero definitivamente deben conocer el nombre Fanacoa. Al momento del aviso, hacía 10 años que se había fundado la empresa de mismo nombre, y uno de sus primeros pasos para darse a conocer fue contar con la ayuda de García Ferré para la creación de un personaje publicitario, que se llamó la gallina Fanacoa. Hoy puede resultar algo difícil de entender, pero hubo un tiempo en el que los productos Fanacoa tenían muy buena calidad, y estaban a la altura de los adherezos extranjeros como la inoxidable Hellman's. Y además era impensado comercializar mayonesa, salsa golf, o mostaza dentro de otra cosa que no fueran frascos bien pesados. Fanacoa lleva durante años un muy buen negocio consiguiendo, junto con otras marcas contemporáneas, la difícil tarea de reemplazar un producto que habitualmente se fabricaba en casa para pasar al industrial, logrando que hoy por hoy nos sea más natural comprar una mayonesa en el almacén que hacerla nosotros..Pero en plenos años 60, se vivía el pleno cambio de mujeres que dejaban de fabricar todo caseramente para pasar a privilegiar sus tiempos haciendo uso de productos "comprados". Todas estas ideas en dicho momento eran novedosas, pero con el tiempo ya no bastaba vender adherezo para resultar novedoso. Es así como entramos al capítulo de la llegada de Molinos Río de la Plata, los cuales adquieren a Fanacoa en 1985 y transforman esta línea de adherezos en una marca mucho más jovial y adecuada a los tiempos que corrían, lejos ya de la simpleza de sólo hacer mayonesa o mostaza en frasco. Durante los años 90 Molinos trata de imponer a Supra como una marca premium, y la lleva a lugares antes impensados: lanza promociones para incentivar su compra (el caso más famoso eran los chopps de cerveza que regalaban con la mostaza, en 1992), desarrollan nuevos adherezos utilizando su nombre (dando origen a la tristemente célebre Mostaneza, en 1994) y hasta se animan a crear productos totalmente alejados del mundo de los adherezos bajo la misma firma (a fines de los 90 Molinos lanza las papas de tubo Supra, para competir con Pringles, sin mucho éxito). Ademas, hacia rato que el cálido frasco de vidrio pasó a ser reemplazado por el impersonal envase de plástico con la tapa al revés. Luego de 15 largos años de tratar de hacer competir a Supra con los grandes, Molinos pasa de manos y de Bunge & Born pasa a depender de la familia Perez Companc, y en este traspaso comienzan a deshacerse de muchas marcas que no les dejaban tanto margen. Desde el 2000, entonces, Fanacoa y Supra pasan a estar bajo el ala de Unilever, quien también pasaba a ser dueña de la famosísima Hellman's. Teniendo a la principal marca mundial de adherezos en su poder, Unilever sólo quiso comercializar una marca de las dos compradas en el mercado nacional, y fue Fanacoa. El producto pasa a ser segunda marca, y se vuelve el que vemos hoy, bastante lejos de ser una mayonesa o mostaza de buena calidad, y siempre en envase-sachet. Los frascos (y de plástico) quedan para Hellman's. Y así termina por ahora la historia de estos dos nombres con poca trascendencia en el Internet, bastante mala fama pero con mucha historia (ignorada) detrás de ellos. 

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