El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

martes, 5 de mayo de 2015

Titanes al asalto (1973)


Si bien la idea de vender artículos con el nombre de algún programa exitoso de televisión no es ninguna novedad, en la actualidad es difícil imaginarse encontrar ese tipo de artículos fuera de las grandes marcas. Cuesta imaginarse la publicidad de una película de Pixar o DreamWorks o alguna serie de Cartoon Network o Disney realizada a través de golosinas que no sean de Mondelez o Arcor. Pero antes de la existencia de estos monstruos multinacionales, las empresas que se encargaban de fabricar algo en nombre de una licencia eran bastante modestas. Acá tenemos un ejemplo, en este aviso de 1973 donde se publicitan los famosísimos alfajores de Titanes en el Ring. Junto con las figuritas, las películas, los muñequitos del Jack y los chupetines, estos alfajores formaban parte del merchandasing oficial del ciclo, aún cuando esa palabra ni se utilizaba. No solamente se adquiría un alfajor que tenía en el paquete la cara de tus ídolos, sino que también venían con un regalo extra coleccionable: medallas con los personajes de los luchadores. Además de la variedad de figuras estaba también la distinción de  colores, para buscar la combinación que a uno más le gustara. Aunque ya que estamos hinchando por colores, mejor que te tocaran los dorados y plateados, los cuales representaban mayor categoría. 
Estos alfajores sólo te venían con la medalla, pero no con el piolín para colgarse, el cual uno mismo debía conseguir. Una ventaja de esto, aparte del ahorro, era que cada uno podía ajustarse su collar a su gusto, para lo cual había niños con cadenas de relojes antiguos y otros con piolas de paquetes del almacén. Así que atentos, si les interesa vender este tipo de alfajores ahí tienen la dirección del distribuidor para pedirles que les traigan estos productos, aunque es más probable que sean los niños más grandulones (con varias décadas encima) los que les interese comprarlos.

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