Hace 20 años cuando la idea de estar escuchando música en línea todo el tiempo resultaba impracticable, se lo veía al formato físico del MP3 gozando de excelente salud, saltando del sedentarismo de las PC hacia aparatos portátiles mucho más pequeños y prácticos para viajar por todos lados, hasta donde la capacidad de almacenamiento permita. De a poco se iba confundiendo el formato de compresión de audio con la denominación de este tipo de reproductores, siendo todos la misma cosa y algo diferente a la vez.
En el primer caso tenemos un aviso de 2005 del reproductor Zen Micro de Creative, con gran variedad de colores disponibles y el tope de hasta 2500 canciones por memoria de aparato (si eran WMA), sin chances de agrandarse externamente ni virtualmente. Este hijo ilegítimo del Ipod ya ofrecía la cualidad de ser recargable y además conservaba la ya tradicional radio FM. Una modelo con facciones similares a Tini Stoessel dejaba en claro que existía un MP3 prácticamente para cada necesidad.
Pero no todo giraba en este tipo de diseños con paneles táctiles que emulaban a la creación de Apple: en ese mismo año se comercializaba el Walkman Revolution, un mini disco que simpáticamente se asemejaba los ya vetustos Discmans y que prometía como su nombre lo pregonaba, ser una verdadera revolución musical y tecnológica. Lamentablemente ello no ocurrió y si se lo busca por la red en este presente es más probable que aparezcan resultados sobre la historia del aparato originario de Sony que alguno que hable puntualmente de este intento de querer volver a sacudir el mercado...
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