El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

miércoles, 31 de enero de 2024

El gato que está triste y naranja (1989)


Si están interesados en ir al cine en estos días, tienen la posibilidad de ir a ver el súper-súper-súper fenómeno de esta alicaída temporada cinematográfica. Se trata de Las Aventuras de Chatrán, las inocentes, tiernas y edulcoradas aventuras de un gatito japonés y sus amigos animales, una película filmada de una manera tal vez no muy inocente, tierna y edulcorada pero que durante el verano 1988-1989 es algo que tiene poca trascendencia para apagar la abrumadora taquilla que curiosamente está conformada principalmente por adultos nostálgicos de otros tiempos más simples y tranquilos... o será que tal vez parte de este público se está movilizando morbosamente por los rumores que ya circulaban sobre la eventual tortura de animales que habían acontecido en el rodaje?
En esta breve nota de revista Gente de 1989 se habla sobre el dueño de los derechos del film en el país (que ya había sido un éxito en su Japón natal y la venía rompiendo internacionalmente) y sus grandes estimaciones de espectadores pensando en el futuro, algo asentado en una gran campaña publicitaria previa en tv y gráfica. Y para los que no querían verla, igualmente estaba presente en épocas de cine de doble función. El artículo también hace referencia a chicos que arrancaban pósters del gatito (o variados gatitos utilizados en la filmaciñon, a medida que iban muriendo) por la calle o que inclusive dañaron la pantalla de un cine. Se ve que ni las versiones inanimadas del gato Chatrán podían descansar en paz. 

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