El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

martes, 7 de febrero de 2023

El binario del almacén (1983)


Mientras que en la actualidad la presencia de los octógonos, códigos QR y tablas nutricionales en los envases sigue siendo materia de intriga y curiosidad para muchas personas que no terminan de entender su utilidad o función, tal vez algo como el código de barras se normalizó tanto que no tiene el mismo tipo de cuestionamientos. Sin embargo, a lo largo de los años de su implementación, durante la década del 70 y 80, en todo el mundo fue necesario diversos artículos explicativos que informaran a los consumidores qué corno era esa cosa rara que aparecía a los costados de las cajas para que los comerciantes pudieran cobrar... si durante años se habían podido manejar tan bien en qué cambiaba tener que usar las pistolas esas infrarrojas para cobrar todo? Esta nota de la edición española de Muy interesante de 1983 (con un apellido muy particular) explicaba didácticamente el sentido de aquél artilugio tecnológico que se estaba volviendo ineludible a la hora de hacer las compras y ya era un éxito en Estados Unidos y otros países europeos.
Inevitablemente se cuenta como "brujería" lo increíble que ahora resultaba que en unos segundos la cajera simplemente pudiera cobrar un producto (en Pesetas, claro) gracias a estos códigos, y un párrafo completo deba dedicarse a la descripción del procedimiento descendiente del sistema binario por si alguien todavía no lo presenció. Pero no se crean que esto se trata de subestimar al pasado, porque la infografía central dedicada a explicar el proceso técnico de lectura de un código de barras puede ser material de difusión aún hoy: por más difundido que esté y hasta parezca antiguo al lado de cobrar con Mercado Pago... la mayoría sabe exactamente cómo funciona y lo podría explicar? 


En el caso argentino, hubo que esperar un poco más, ya que recién en 1985 se empezó a popularizar la comercialización de artículos con código de barras (el de nuestro país es el EAN 13) y la marca que orgullosamente tuvo ese primer sello electrónico fue el jabón Dúplex, en ese momento propiedad de la empresa Llauró e hijos y que en la actualidad sigue existiendo pero bajo el paraguas de Treoland, una fábrica de Malvinas Argentinas. Para llegar al hito primero había ocurrido todo un año de formalismos ya que en 1984 había nacido la Asociación Civil Argentina de Codificación de Productos Comerciales: estos datos aparecen en una nota del diario La Nación del año 2022 donde brindan la inquietante noticia de que en 2027 se planea la jubilación del código de barras y que éste sea reemplazado en su totalidad por el ya conocido y soberbio Código QR... lo logrará? eso está por verse...

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