El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

sábado, 13 de julio de 2019

Intercambiemos dulzura (1992)



Para estas épocas invernales el chocolate es lo ideal, y hoy a colación recordaremos ese extraño invento que Bagley (cuando era Bagley y no Danone-Arcor) creó en 1992.
Se trataba del Camille Bloch, una marca de chocolates suizos que a partir de ese año podían conseguirse importados pero también iba a empezar a fabricarse en la Argentina. Hacen bien si a estas alturas se están preguntando “Pero ¿Cuál es el sentido de hacer en la Argentina un chocolate que se trae directo de Suiza, o por qué se decidiría comprar el nacional si tengo el original?” porque en esta publicidad Bagley aclaraba que no eran los mismos: venían de Suiza 6 sabores importados (clásico, blanco, con café, con almendras, con marroc y amargo) mientras que los elaborados bajo supervisión suiza en el país eran apenas 3, incluido el infaltable “con leche”.
A todo esto… qué es Camille Bloch? Es el nombre del fundador de la susodicha empresa fundada en 1929 en Berna (Suiza obviamente) y que en la actualidad sigue existiendo siendo manejada por uno de los herederos, ocupando el cuarto lugar en el ranking de empresas chocolateras mundiales y que lo más cercano que les quedó de algo argentino es una línea que fabrican que se llama “Torino”. Fuera de eso, de este extraño experimento noventoso no quedan rastros.
Muchos menos rastros quedaron de la Bagley auténtica, ya que luego de venderse a Danone en 1994 y recortar gastos tras la crisis de 2001 suprimió su división de chocolates jubilando sus chocolates para taza, el Graffitti original, el mítico Tubby y hasta el Chocolino, que pasó a manos de La Virginia…
Esto a Ricardo Fort no le hubiera pasado!

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