Desde 2014 por lo menos que
afloraron una gran cantidad de versiones del mismo producto: el denominado maní
crocante o maní japonés creció mucho su consumo en este tiempo. Hablamos del
maní salado de siempre pero con una cubierta de harina de trigo que le da algún
sabor nuevo, permitiendo de esta manera conseguir maní sabor a pizza, queso,
fugazzeta, calabresa, caprese, etc. A no confundir con el maní saborizado, es
decir aquél que tiene un polvillo con algún sabor encima del maní común, sin
ninguna cubierta crocante: el mejor ejemplo es el Georgy’s, que comercializaba
Georgalos a principios de los 90. El originario japonés era saborizado con salsa
de soja (dándole un toque agridulce) pero el que llegó hasta acá fue una
interpretación mexicana gracias al inmigrante oriental Yoshigei Nakatani que
los elaboró en el país de los mariachis.
Infinidad de marcas no tan masivas
explotan este nicho desde hace bastante: podemos dar así con productos marca
Quento, King, Croppers, Maní 3D, Mingo, Danal, Sowers, Manitoon… era cuestión
de tiempo que el gigante Pepsico no sacara también un producto de estas características,
aunque se arriesgó a hacerlo “a su manera”…
Lo que ven en la foto es el maní
japonés Pehuamar jamón (aunque pareciera decir “gamón) que tiene algunas
particularidades que lo apartan del resto de los productos que antes enumeramos
y vale la pena mencionar. No se encontró otro sabor aparte de éste y un paquete
negro que dice “Original”: tampoco hay mucha información sobre ellos en
Internet.
Mientras que el verdadero maní
crocante tiene una burda y bien notoria cubierta de masa, en el caso de
Pehuamar en cuanto se abre el paquete nos encontramos con maníes con forma de
maníes (irregulares como ellos solos) con un leve color rojizo encima de ellos.
Inmediatamente uno atina a creer que lo que están vendiendo es simplemente maní
con saborizante encima sin cubierta, pero las dudas se despejan probándolos:
resulta ser que nos encontramos con una fina, minúscula, diminuta, imperceptible,
leve y casi invisible capa saborizante sobre los maníes, tan débil que no los
convierte en las pelotitas redondas que hasta se ven en el frente del paquete.
Otro gran cambio: mientras que
los demás productos del ramo son de sabores bien fuertes e invasivos, los
Pehuamar son súper suaves y hay que llevarse varios a la boca para realmente
apreciar esa esencia de jamón que no salió a matarnos. Casi que hasta podría
decirse que fue un híbrido entre el saborizado y el que tiene cubierta, sin ser
ninguno de ellos en su totalidad.
Primera vez que aparece un maní
con características tan diferentes al resto de los crocantes del mercado. Ese
detalle de ser tan distintos hace pensar que, tal vez, han querido lanzar un
producto no muy brusco para un mercado un poco conservador: no olvidar que hay
varias personas que usan el término Pehuamar para referirse al genérico de maní
salado y pelado. Para estos consumidores encontrarse luego de décadas con que
su querida marca marplatense empezó a experimentar con sabores raros, por ahí
los espanta.
Para el que ya se acostumbró a
picar o tomar cerveza con los crocantes típicos, esta variedad les resultará
poco atractiva. Sí puede ser interesante para los que nunca se animaron a
probarlos: es una gran transición para luego dar con las rústicas pelotas de
masa con maní que tanto andan dando vueltas…
Los porobé hoy, se parecen a los de ManiKing.
ResponderEliminarSon parecidos a los verdaderos. El mani japonés no tiene esa cáscara burda que tienen aca.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQuizá los compré, soy muy fanático del maní japonés y probe bastantes marcas y esta aún no la compré, la apunto.
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