No contentos
por haber lanzado hace unos meses los poco enloquecedores Raviolini, la gente
de Giacomo (o sea los mismos dueños de La Virginia) han decidido jugar más
fuerte y han lanzado un producto, lógicamente una pasta, que pretende
competirle a un nicho muy particular. Se trata de los tradicionales vasitos de
fideos con caldo tan queridos por el mundillo otaku (y muchos solteros vagos
para la cocina) y que son fácilmente reconocibles con la marca Maruchan pero
también hay otras como Nissin o Sapporo.
El producto no
es esencialmente igual a los que ofrecen los anteriores (podría decirse que es
un producto “argentinizado” o “europeizado” si lo prefieren) pero el concepto
es exactamente el mismo. Vamos a aclarar algunas diferencias pero irán viendo
que la idea está muy emparentada con esa comidita tan presente en los últimos
años.
El producto en
cuestión no busca tener un nombre oriental sino bien italiano: Giacomo con Tutti.
No contiene los clásicos cabellos de ángel sino una especie de tirabuzones
llamados Fusilli o Macaronis según el envase. Hay 3 sabores disponibles:
hongos, salsa filetto y pollo. No necesitan ser cocinados en microondas, apenas
requieren de agua hirviendo que se debe reposar alrededor de 3 minutos y ya se
pueden comer. Como muestran las fotos en su interior viene el sobrecito con el
saborizador y hasta un tenedor que cuesta un poco armarlo y que encastre
correctamente. Preferible mil veces comerlo con un tenedor o cuchara “de verdad”
antes que andar con esa versión en plástico, salvo que no quede otra. Otro
punto que los asemeja con los productos de la otra parte del mundo es
justamente su origen: esta pasta instantánea viene importada de China.
Se llena con
agua hasta el relieve que se aprecia en las fotos y finalmente puede comerse
sacándose fotos. Como todo producto Giacomo, serán pequeños fideos que se
hincharán perturbadoramente con el paso de los minutos, no crean que van a
quedar chiquitos. La esencia del sabor probado (fellini con hongos) es muy
similar a las Maruchan y por ende no es para nada desagradable, aunque en este
punto se da a pensar que no hay ninguna razón por la cual el tradicional
consumidor de Maruchan quiera migrar a Giacomo: salvo por la novedad, son
bastante similares… por el precio quizá? Éstas valen 50 pesos…
Párrafo aparte
merecen las tradicionales polémicas que giran en torno a este tipo de
productos: qué tan saludables resultan ser? Comentarios al margen sobre sus
supuestos componentes cancerígenos como el glutamato, lo que no se puede negar
de ningún caldo concentrado es su alto contenido de Sodio. En el caso de
Giacomo con Tutti, viéndoselas venir por ese lado lo advierten en el propio
envase: recomiendan regular la sal y el sabor echando más agua si es necesario.
Efectivamente, en mi caso hubo que llenar hasta el tope para que no resultara
demasiado salado. Es una característica propia de todas estas sopas. Tampoco
viene mal aclarar que cualquier cosa que se coma día y noche como un producto de
éstos muy saludable no resultará. Al no ser cocinados en microondas y al ni
siquiera mencionárselo en el envase, queda la duda sobre si es un envase apto o
no para ser metido allí: siempre se supo decir que las dioxinas liberadas por
estos plásticos de los envases en la comida pueden ser altamente tóxicos…
Hay que
reconocer el esfuerzo de Giacomo de querer meterse en un mundo muy especial del
cual no hay antecedentes de grandes marcas que pretendieran su porción. El producto está bien logrado (se nota el
sabor de caldo de hongos Alicante, de la misma empresa, dando vueltas por ahí),
aún no tiene publicidad pero seguramente saldrá en estos días. Desde el nombre Con Tutti y el estilo de pasta
se trata de desarrollar un producto masivo, no que sólo sea tomado por adolescentes o jóvenes adultos: apelar al tradicional discurso de “una idea
práctica cuando estás en apuros, para tus hijos, etc” será lo que seguramente
se diga de ellos. Una curiosa combinación de la tradicional pasta italiana
familiar y tradicionalista de Argentina con el moderno e individual “instant
lunch” de las sopas orientales. Es como si fuera un producto hecho para los que
fueron niños comiendo Capeletini y ahora se han independizado y quisieran seguir
usando la marca de sus mamás. Como fuere, es una extraña pareja étnica de la
que no se sabe cuánto tiempo puede durar…
Genial el artículo, me enacantan porque soy medio otako y un queso cocinando. Yo todavía no me las cruzé por ningun lado, las tengo en pendiente. Ahora mismo estoy antojado de una. Siempre hay que tener una en la alacena, te puede salvar un almuerzo.
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