Algunos de los
afortunados que en otras épocas hayan conseguido viajar a la zona del Caribe,
probablemente les suene el nombre de la Aerolínea VIASA: Venezolana
Internacional de Aviación, Sociedad Anónima. Se trataba de una empresa venezolana
de vuelos netamente internacionales que contaba con una gran cantidad de
anuncios donde siempre una señorita estaba en el primer plano, y bastante más
lejos podían aparecer los aviones, los cuales tenían como característico el
color naranja. La publicidad que vemos hoy es de 1989 y se ve qué dirección tenía
la empresa en Buenos Aires. Por tratarse de una aerolínea netamente
internacional, era la que más destinos unía en el mundo pero también la que más
flota de aviones poseía y (aunque se puede considerar un dato subjetivo) el que
mejor atención brindaba. El antecedente directo de esta empresa se llamaba LAV,
Línea Aeropostal Venezolana, nacida en 1943 y que tras numerosos y cuantiosos
accidentes ocurridos durante los años 50 pasa a ser absorbida por la nueva
empresa VIASA desde 1960, contando con la mitad de sus acciones en capital
privado (principalmente la holandesa KLM) para ahorrar los costes que ya le
estaba provocando al gobierno la anterior línea aérea. La llegada del capital
privado provoca que la aerolínea tenga mucho “glamour” y distinción e incorpore
detalles elegantes que definitivamente eran la diferencia respecto del resto de
las líneas aéreas: por ejemplo, que los uniformes de las azafatas estuvieran
diseñadas por la empresa Dior. También terminarían adquiriendo uno de los Jets
más lujosos y grandes del momento, el cual quedó en la cultura popular con el
nombre de “El Coloso”. Este período de bonanza finalizaría a mediados de los 70
en el contexto de la crisis mundial petrolera. Resultado de comenzar a tener
rojos fiscales, la compañía pasa a nacionalizarse en un 100%. Este hecho es
considerado por muchos como el comienzo de su declive: por un lado, la
burocracia estatal fue oxidando el buen servicio que se tenía, llovieron los
pasajes de regalo para funcionarios del estado y sus familiares (llegaron al récord
mundial de pasajes de cortesía del siglo XX!) y a su vez se dejó de lado la
expansión de su flota, comenzando a volar a principios de los 80 con aviones
prestados. A fines de esa década el nuevo contexto internacional recomendaba la
privatización de la empresa fiduciaria, y de hecho el Estado Venezolano recibió
préstamos internacionales para paliar su recesión de entonces con la condición
de realizar este hecho. Tal cual pasó con Aerolíneas Argentinas y con Ladeco en
Chile, la mejor opción fue la española Iberia quienes en 1991 se quedan con el
total de VIASA. Mucho tuvo que ver en esta compra la buena relación que tenía
el presidente venezolano Carlos Andrés Pérez con Felipe González. Publicitariamente
Iberia contaba con una muy buena imagen y con planes de expansión en
Latinoamérica, pero en la práctica estaba en quiebra técnica y no supieron qué
hacer con la línea venezolana, que pasó a estar peor que antes. Las filiales
latinas de Iberia se endeudaban para sanear la situación de su casa central: el
dinero sólo servía para mejorar la situación de la administradora, pero no para
reinversiones. También hubieron cambios que hirieron la identidad de la
compañía: Iberia modificó los colores de los aviones tomando el mismo diseño de
Iberia (Aerolíneas Argentinas hizo lo mismo) y eso a muchos de sus clientes no
les cayó bien. La falta de cuidados en su flota y personal derivó en cada vez
menos transporte de pasajeros, hecho que derivó a su vez en gran cantidad de
ajuste y despidos para evitar la quiebra. Todo es en vano, y en enero de 1997
VIASA deja de volar. Sus rutas son repartidas por otras aerolíneas y no se
vuelve a hablar de VIASA o algún regreso hasta marzo de 2004, cuando Hugo
Chávez, muy crítico de la privatización fraudulenta de la empresa, autoriza la
creación de Conviasa: Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y
Servicios Aéreos SA. Esta nueva aerolínea de bandera tiene el mismo color
naranja en su logo, pero muchos afirman que su calidad no es como la de su antecesora:
sí tuvo accidentes aéreos (cosa que VIASA increíblemente no tuvo, su única
tragedia aérea en los años 60 ocurrió con pilotos de otra compañía que
alquilaron el avión) y no ocupó sus locaciones, condenando a edificios
emblemáticos del país (como su torre de control o su centro de entrenamiento…
el primer simulador de América Latina!) al abandono. El regreso de una compañía
así está lejos de suceder, pero aún muchos de sus ex-empleados añoran el
retorno de la empresa que popularizó el término “viasar” para referirse a volar
con ellos…
El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!
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