Ya estamos en
Julio, y comienza el inefable período Semana/Quincena/Mes de la Dulzura. Muchos
buscarán de lo más económico que tengan a mano, muchos otros harán un esfuerzo
para quedar bien y muchos más ni siquiera tienen presente la fecha. Los locales
dedicados a la venta de estas golosinas se vienen preparando hace rato y para
ello las empresas vienen desde hace rato ofreciendo qué tipo de productos son
convenientes para vender y qué novedades serán un suceso en ventas. Además, con
el paso del tiempo los catálogos de productos para kiosqueros y almaceneros son
el más fiel legado de lo que se puede reflejar en alguna época golosinera en
especial. En esta oportunidad nos adentramos a este coqueto boletín de Arcor de
hace exactamente 25 años: Julio del 92.
La principal
novedad que nos pega de lleno en la cara son los históricos y tan añorados
chicles DinOvo. De esta forma no sólo se confirma su fecha de llegada a la
Argentina sino que también se aclara algo que increíblemente mucha gente se
pregunta: qué relación había entre un chicle y un dinosaurio? Justamente porque
eran huevos de dinos! Eso también puede ayudarnos a pensar por qué nunca más se
fabricaron: evidentemente se acabó el lote arqueológico que se encontró Arcor…
Los desajustes de
diseño eran una constante en esa época: las fotografías eran de buena calidad y
a todo color, pero da la sensación que están descentradas o fuera de lugar. En
consecuencia, los productos Godet (con flamante logo) casi ni se ven. Aparece
tanto el cacao de la marca antes nombrada como el de Gody. Muy probablemente
ambos hayan mutado en el actual Arcoa. Hace su aparición la barra de chocolate
Toy´s: así es, la marca hoy conocida por sus huevos con sorpresas de dudosa
calidad comenzó siendo una “golosina rock”, aunque hay que reconocer que en
estos últimos años volvieron a salir chocolatines con ese nombre. Pueden
apreciarse joyas del pasado como los logos antiguos de las Mogul o los Butter
Toffes, y ni hablar de la superrecontra mítica lata de masitas danesas…. Hay toda
una generación traumada por no haber encontrado nunca una galletita de ésas,
sino puros botones o hilos.
Pero sin dudas lo
que nos parte la cabeza es la curiosísima editorial de Arcor que se asoma a la
derecha: comienza siendo una bienvenida clásica en este tipo de publicaciones
pero de a poco se va cebando y termina haciendo una defensa acérrima del 1 a 1
y critica duramente a la hiperinflación sin nombrarla. Habría que ver cuántos
consumidores retiene Arcor si publica ahora una defensa tan enfática de las
políticas del menemismo…
Para finalizar,
nos damos el gusto de volver a ver los logos clásicos de Vocación y Godet, que
en esa década iban a desaparecer sin dejar rastro. Cofler repetía una estrategia
hecha por varios fabricantes de chocolate en esa época: vender la variedad
nacional pero también generaba una tanda de importados premium. Otra perlita
valiosa es la aparición del desconocido Candy Coco: este producto con un nombre
tan cool para la época no es otra cosa que la reversión noventera del histórico
Bauty, que por ese entonces había dejado de existir. Y nuevamente nos refriegan
en la cara que los huevitos DinOvo podían conseguirse en cualquier lado al
insultante precio de… 5 centavos. Un cachetazo noventoso y culinario que
sinceramente nos dejó con los ojos demasiado empachados…
No hay comentarios:
Publicar un comentario