Así era el aspecto de los shampúes (o champúes) Sedal en 1957, a 4 años de haberse lanzado en el mercado, con dos modelos y su peinado Marylinesco-Legranesco platinado admirando los envases con sus respectivos precios. Hay que reconocer que resultan envases muy vistosos para la actualidad: el sachet en polvo del final y el frasco del medio (probablemente de vidrio) parecen de Savora y el sachet de adelante se parece más a una Mielcita que otra cosa. Aún no había sofisticaciones de marketing que provocaran la gigantesca diversificación de fragancias y usos especiales que tenemos hoy: el champú era champú y listo.
A pesar de estas confusiones y con un precio "popular" y calidad dudosa, Sedal por medio de su fabricante Unilever ha logrado sobrevivir todo tipo de décadas hasta la actualidad para seguir marcando tendencias entre los productos "que dejan el pelo más suave, más brillante, más hermoso y que le de un marco glorioso a su belleza". Sí, en materia de promesas los shampúes del presente no se diferencian tanto...
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