El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

martes, 8 de mayo de 2018

La manteca de los pobres y de los ricos

Qué pasó? en el aviso de la izquierda llegaba la riquísima margarina Fres-k... pero en el de la derecha ya le habían cambiado la receta... habrá sido un fracaso tipo Coca Cola Life?


Tal vez ese pescado no es de lo más apetitoso, pero hay que reconocer que en la repostería la margarina sigue teniendo su lugar...


Si comías con manteca en los 90 no eras nadie. Y si comías con gotitas de aceite eras nadie y pobre... mejor margarina diet!


Cuánto más aguantará el experimento de Qualy en el país? Alguien la probó?

En 2017 la compañía brasilera BRF (dueña, entre otras marcas, de Vieníssima, Paty, Sadia, Dánica y Campo Austral) lanzó en la Argentina un producto impensado para estas épocas: empezó a producir en el país una de sus marcas de margarina más famosas, la Qualy. Se trató de un hecho sumamente curioso ya que cuesta entender por qué se animaban a apostar a un producto al que hace rato puede considerarse que se le pasó la época dorada. Pensar en este extraño lanzamiento nos hace recordar los cambios que supo tener este producto con el correr de las décadas: de una lógica desconfianza en sus primeros lanzamientos, pasando por un boom muy fuerte entre los 80 y 90 para luego apagarse e inclusive ser bastardeada por el mismo Internet. El origen de este producto data de 1813, cuando se le adjudicó el nombre ácido margárico por parte del químico francés Michel Eugène Chevreul, aunque en 1853 se supo que no se trata de un ácido graso nuevo sino una combinación de los ya conocidos junto a otros aún por conocer, pero no un compuesto independiente en sí mismo. Es bastante conocida la historia iniciada por Napoleón III (Bonaparte para ser exactos) quien ofreciera una recompensa para buscar el sustituto de la mantequilla (manteca para nosotros) que pudiera ser adquirido por las clases sociales bajas. Esta “manteca para los pobres” se denominó inicialmente oleomargarina y fue diseñada por Hippolyte Mège Mouriés. Tras estos desarrollos iniciales, su comercialización mundial llega luego de la Segunda Guerra Mundial y rápidamente enmanteca el mundo entero. Era publicitada como el sustituto perfecto de la manteca: más barato y de similar sabor, aunque cualquiera que la haya probado alguna vez nota la gran diferencia. La primera gran empresa dedicada a la producción en masa del producto fue la firma holandesa Jurgens, pasada a llamarse más tarde Margarina Unie tras la fusión con otra empresa llamada Samuel Van den Bergh: no hace falta imaginarse mucho para darse cuenta que dicha empresa terminó a manos de Unilever, una de las multinacionales que actualmente más comercializa margarina teniendo la patente oficial desde 1987. Fueron ellos los responsables durante los años 60 y 70 de cambiarle la cara al producto y que dejara de ser un simple sustituto barato de la manteca y convertirlo en una alternativa más saludable, debido a no tener las mismas grasas saturadas que la querida manteca. En la Argentina este producto quedó íntimamente vinculado a los años 90 y sobre todo a la marca Manterina de Dánica, probablemente la más famosa de todas. Sin embargo, muchos años antes, como vemos en las fotos, se venían produciendo margarinas de otras marcas: la primer publicidad es de 1970 cuando Molinos vendía la margarina Fres-K. Evidentemente no funcionó en un principio, ya que  a los pocos meses ya tenían otro aviso anunciando un cambio en el sabor y el envase. El siguiente aviso es de 1983 con la marca Delicia, ayer de Molinos y hoy de BRF. Al leer la bajada del aviso pareciera que nos dijeran “cerrá los ojos y comé tranquilo que tiene el mismo gusto”. Pasamos luego a sus mejores años, en este caso 1997, cuando se podía conseguir la MargaDiet de Dánica con Vitamina E: la margarina se había complejizado tanto que empezaba a haber algunas más sanas todavía que otras, y por supuesto no eran muy baratas que digamos. Por aquella misma época la margarina sufre profundos cambios en su receta intentando reducir el nivel de los recientemente catalogados como nocivos ácidos grasos trans: ya no bastaba con ser “sin colesterol” a secas. Dichas grasas empezaron a tener un rol importante a la hora de desarrollar infartos, diabetes, cáncer, infertilidad, hepatopatías y obviamente promover la obesidad. En consecuencia algunas fórmulas se vieron en la obligación de disminuir estos valores de grasas trans (mucho más altos que la inocente manteca: hasta 15% contra 3%) pero a costa de aumentar los valores de las ya conocidas grasas saturadas. Parecía que estas formulaciones adaptaban el diseño de la “frazada corta” por un lado beneficiando pero perjudicando por el otro. Y ya entrados los años 2000 el mundo de las margarinas termina de derrumbarse: a la evidencia científica no del todo satisfactoria para denominarla 100% saludable le sumamos las teorías conspirativas del Internet que ayudaron mucho a derrumbarle todo su prestigio. Aparecieron entonces experimentos caseros dejando margarina al sol, para comprobar que no se pudre ni las moscas se le acercan debido a que molecularmente era demasiado parecido al plástico. La miel tampoco se pudre y eso no la hace artificial o poco nutritiva! Se dijo por esos mundillos también que existe una historia extraoficial, donde la margarina servía para engordar pavos, pero luego de haberlos matado los empresarios recuperaron el dinero de la inversión vendiéndosela a la gente: muy atractivo para creer lo peor de lo peor, pero no se condice con los hechos históricos. En el medio de esta marejada es que aparece Qualy, la margarina más consumida de Brasil que se defiende alegando ser hecha a partir de grasa vegetales, aunque su carácter saludable no fue lo más anunciado en su momento. Hoy por hoy ya pasó su fiebre inicial y no sabemos hasta cuándo se seguirá vendiendo esta margarina en el país, pero no deja de ser interesante la historia de este producto químico que a pesar de los siglos no saben bien si hace bien o mal, se lo reformula constantemente y tuvo la rara virtud de comenzar como un producto para pobres y llegó a lo más alto de lo premium, superando en varias monedas a la manteca. Y todo sin pudrirse! Aunque si están en duda de querer consumir grasa saludable con tostadas, pueden optar por el aceite de oliva…

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