“No tomamos Coca Cola / no tomamos Seven Up / nosotros tomamos vino / que
es industria nacional” era un típico cantito de los años 80 que intentaba
bastardear a las bebidas multinacionales. Curioso que aún dicho cantito no haya
sido ocupado por Manaos para hacerse autobombo, ya que prácticamente en esas
palabras se esconde la estrategia de marketing que esta marca de gaseosa
nacional con nombre brasilero viene implementando en los últimos años. Luego de
la crisis de 2001, las segundas marcas de gaseosas recibieron un tremendo
espaldarazo para crecer y diversificarse, ya que las gaseosas de marca se
volvieron inaccesibles para muchos. Una vez que pasó ese período, fueron pocos
los que siguieron consumiendo esa línea de productos: la amplia mayoría regresó
a las marcas extranjeras tradicionales y nombres como Beach, Vergel, Danna, 365
cola, Torasso o Naran Pol volvieron a considerarse marcas “de segunda” en todo
sentido. Manaos justamente nació luego de ese fenómeno (en 2004, en La Matanza)
y trató a toda costa de llevar agua para su molino de una manera bien diferente
sobre todo desde hace algunos años (2014 en adelante para ser exactos) cuando inició
una agresiva campaña para imponerse en la mente de los consumidores. A esto hay
que sumarle el factor suerte, que hizo que gran cantidad de adolescentes se
identificaran con la bizarrez de la marca y ocuparan el nombre de la gaseosa en
incontables memes, tweets, estados de Facebook e Instagram y mil lugares
juveniles más. Su creador tiene una personalidad acorde a su gaseosa: se llama
Orlando Canido y se adjudica el haber creado el nombre, el slogan que tanta
gente corea y hasta los esbozos de los guiones que supieron publicitar
personalidades como Martín Palermo, Enzo Franchéscoli, Rodolfo Ranni, Osvaldo Príncipi
o el Chaqueño Palavecino. Canido estuvo 30 años dedicado a la venta de soda, y
en dicho negocio logró en el año 2000 imponer una gaseosa que no producía pero
sí distribuía: se llamaba Sao, y su nombre emulaba a un producto brasilero
porque en aquél entonces el aparentar ser importada le sumaba un atractivo
comercial importante. Esa misma estrategia se ocupó para Manaos 4 años más
tarde, aunque ya se trate de una idea vieja y el propio fabricante se
arrepienta de haberla llamado así. Ahora, ya bastante tarde para hacer cambios,
Manaos se jacta de competirle frente a frente a la temible Coca Cola, una
competencia que supuestamente incomoda mucho a la bebida yanqui pero como es
obvio que dicha empresa nunca admitiría o negaría una cosa así, resulta
entretenido jugar a que hay “pica” con un rival que protocolarmente difícil responda.
Desde la misma campana se denuncian constantes sabotajes por parte de las
multinacionales (con tornillos oxidados que descomponían la fórmula incluidos)
prácticamente desde el día de su fundación, y comentan que tuvieron una
oportunidad para verse cara a cara con los distribuidores de Coca y Pepsi en
una convención en Munich… pero el dueño de Manaos se metió allí sin decir de
dónde era para que las otras marcas no se enteraran de su expansión. Qué se yo,
a veces es difícil creerles estas cosas, pero la caradurez para seguir saliendo
al mercado les da una cuota de simpatía que el público sabe agradecer. Como
parte de sus rimbombantes campañas publicitarias, este año publicaron este
aviso publicitario disfrazado de noticia donde podemos enterarnos de varias
cosas: que la empresa en realidad se llama RefresNow (?), que cuentan con una gran cantidad de apoyo
de diversas empresas que aparecieron con un avisito, que es inminente la salida
de Manaos Light (la cual ya apareció en el mercado, con una etiqueta platinada
que emula la Coke Light) y cuáles son las marcas que producen aparte de Manaos:
podemos ver al agua saborizada Placer, el agua mineral Villamanaos (tiemblan
Villavicencio y Villa del Sur), la gaseosa Bichy “ahora”, el agua “El Corazón
Argentino” y el fernet con cola Fernandito VII. Respecto a este último
artículo, el mismo Canido le aseguró al sitio Apertura que en cuanto pueda lo
discontinúa ya que no le interesa ese tipo de productos para jóvenes… y en la
misma sintonía rechazó la producción de energizantes o la compra de bodegas. Una
moral curiosa para un empresario, aunque no han dejado de sonar desde diversas
fuentes rumores sobre maltrato a comunidades indígenas mientras se talaban
bosques en Santiago del Estero para una de sus plantas. De ser cierto, sería
una curiosa doble moral si se tiene en cuenta que en el mismo artículo se pone
mucho énfasis en el medio ambiente. Como sea, su gaseosa cola de a poco ha ido
ganando adeptos en todo el país: su sabor es sorprendentemente bueno, y si bien
no es igual igual a la Coca Cola, es un sabor decente a medio camino entre
otras colas también pasables como la Doble Cola o la Talca. Están los que la
compran sin culpa (a la más popular de cola pero también a sus sabores naranja,
lima limón, pomelo y limón tipo Pritty) y quienes definitivamente no les gusta
o bien no la comprarían en su vida, vaya uno a saber si por conocimiento de
causa o simplemente prejuicio. Vaya uno a saber cuçal será el destino de una
marca que ha crecido tanto en apenas 13 años de vida: casos explosivos de
crecimiento argentino ha habido muchos, pero por lo general no suelen terminar
bien. Sin pretender llamar a la desgracia, felicitamos que en tan poco tiempo
una marca haya podido conocerse rápidamente y que a pesar de su estilo
gronchesco (pero querible, como el Diario Crónica) haya podido hacer sonrojar a la yanqui Coca Colay juegue una virtual
Cola War antiimperialista… aunque sea desde nuestro inconsciente y en el fondo
todo sea muy incomprobable.
Pequeño bonus track: toda la lucha de Manaos habría sido inútil si en
todo esto no hubieran participado las galletitas Pitusas. Una marca que si bien
no tiene nada que ver con la gaseosa de RefresNow se los emparenta con
facilidad por ofrecer un combo perfecto de calidad y precio… y de también haber
sido beneficiada con la varita mágica de fama automática gracias a las redes
sociales… Vamos Pitusas!
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