El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

lunes, 22 de mayo de 2017

Por una cabeza... con clavos (1931)

Hace un tiempo habíamos comentado la historia del Uvasal y ésta estaba íntimamente vinculada a la del analgésico Geniol. Desde aquella vez había quedado pendiente contar un poco de la historia de esta muy querida marca argentina, que increíblemente a pesar de todo ha logrado sorbevivir miles de conflictos, desde su creación en 1927. Formaba parte de los otrora famosos Laboratorios Suarry, aquellos creados por el bioquímico argentino Francisco Suárez Zabala y el perfumista Dubarry. Casi desde su creación su imagen se vincula a la imagen publicitaria más famosa del país: el inconfundible pelado lleno de clavos y tornillos en su cabeza, en representación de un buen dolor de cabeza. La creación de semejante ícono cuenta con una historia interesante: su creador fue el  dibujante francés Lucien Achille Mauzan, quien para fines de los 20 y principios de los 30 se radicó en la Argentina para realizar ilustraciones publicitarias. Inicialmente trabajó en la agencia publicitaria Exitus, la cual fue la encargada de realizarle un aviso a Geniol. Aparentemente Mauzan realizó una gran cantidad de bocetos pero a Suárez Zabala no le simpatizaron ninguno de ellos. Agobiado por la presión que el bioquímico le generaba, decidió crear lo siguiente: un peladito alegre con los rasgos exagerados del cliente Suárez Zabala. O sea, una caricatura del cliente tan insistidor. Lo llenó de clavos y tornillos en su cabeza como una manera de ilustrar lo molesto e insoportable que había resultado hasta ese momento la relación entre agencia y cliente. Esta nueva creación le gustó muchísimo al dueño de Geniol y la aprobó sin reparos: luego se le agregaría el versito tan famoso “Venga del aire o del Sol, del vino o de la cerveza, cualquier dolor de cabeza se corta con un Geniol”. Un  versito que hasta el día de hoy no se sabe si fue Carlos Gardel o Juan Carlos Marambio Catan quien le puso voz en aquél 1931. Había nacido la imagen más representativa del arte publicitario argentino, aquél que servía para anunciar un medicamento para los dolores de cabeza y que casualmente había nacido por culpa de un dolor de cabeza de un dibujante. Rápidamente la cabeza con clavos de Geniol pasó a ser un elemento de marketing muy fuerte: se lo vio en miles de mostradores de farmacias y también en la vía pública, hecho con neón verde. Durante muchos años pudo gozar el carácter de ser el analgésico líder del mercado, y dicha situación fue una fuerte amenaza para las multinacionales, quienes empezaron a hacerle doler la cabeza a los empresarios nacionales. Una empresa yanqui llamada Sidney Ross creó el Mejoral y les plantó competencia, pero Geniol resultó ser el amplio ganador. Luego del primer intento fallido, esta empresa se fusiona con otra denominada Sterling, y en conjunto deciden adquirir la marca en 1950. Cinco años más tarde llegaría otra multinacional, Smith Kline y Beechman, que se quedaría con la aspirina nacional de ahí en más. Pero ya eran los años de Bayer y su Bayaspirina empezó a ganar terreno hasta volverse los líderes indiscutidos y el genérico de las aspirinas. La cabeza de Geniol pasó a ser un elemento decorativo en las farmacias, a pesar de que cuando se entraba la amplia mayoría pedía una Bayaspirina. Un gran cambio ocurrió en 2013, cuando Glaxo Smith Kline (GSK) decidió venderle la marca al laboratorio sudafricano Aspen Pharmacare, los cuales a su vez le encargaron la tarea de crear el analgésico a Wunder Pharm. De esta intrincada manera, se supo decir que Geniol volvía a producirse con manos argentinas, aunque esto era relativo. La leche de magnesia Phillips (también mencionada en esta página) también fue de la partida, mientras que GSK siguió controlando marcas como IbuEvanol, Alikal, Corega, Hinds, los dentífricos Auqfresh y Sensodyne e inclusive el Uvasal, viejo pariente del Geniol.  Así culmina por ahora la historia del comprimido que fue el pionero en Sudamérica, le dio digna batalla a Bayer hasta donde pudo y gracias a que se trata de una marca “querible” tuvo innumerables relanzamientos para que los consumidores volvieran a darle una oportunidad. Y también se volvió un apodo típico para los pelados como el Jefe de Gobierno y hasta para el mimo que actuaba en presentaciones de Sumo en los 80… Salud, Geniol!

La mítica cabeza de Geniol con la firma de Bauzán de 1931, una imagen infaltable en todo evento relacionado con la historia de la publicidad argentina. La cabeza con sus alfileres y clavos también aparecía inicialmente en los sobres individuales que contenían el comprimido.

Ya para 1940 era una marca súper exitosa y como todo producto de esa época era auspiciado con miles de propiedades sanadoras y una prosa hoy vista como enternecedora.

En 1954 Geniol no sólo era analgésico sino también parecía ser una especie de calmante del estrés, tal como parece decir este anuncio. Una perlita valiosa es ver debajo de todo un mini aviso de Uvasal, un producto también perteneciente en un principio a Suarry.

Pasamos a 1972 y aparece este gigantesco comprimido de Geniol, abarcando todo lo gráfico de la página. Es altamente probable que esa aspirina gigante haya sido hecha de yeso o alguna otra cosa… el arte y retoque digital era un sueño aún…

Al final Geniol era un adelantado que fue vendido a una multinacional antes de que fuera lo típico, como ocurrió en los 90. Esto hizo que la marca sobreviviera a la época sin grandes cambios… salvo la novedad que vemos en este aviso de 1998: Geniol Flex, en crema.

Entre los relanzamientos varios que tuvo la marca, damos con el ocurrido en 2007. Luego de décadas de ignorar su símbolo más famoso, el pelado y sus clavos reapareció con fuerza: volvió a verse tanto en los anuncios publicitarios como en el envase del producto…

Actualización 2021: durante 2020 el laboratorio Elea pateó el tablero de los fármacos de venta libre y al adquirir la filial nacional de Sanofi se quedó con marcas emblemáticas como Adermicina, Bronquisedan, RatiSalil y Hepatalgina, sumándose a sus otras marcas hiper conocidas como Nopucid, Evatest, Aziatop, Agarol, Caladryl o Pervinox. En el medio de semejantes popes Elea también tuvo la ocurrencia de vovler a traer al mercado a Geniol, esta vez constituido totalmente de Paracetamol. Por supuesto, su pelado y sus clavos siguió presente metido en su logo...

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