El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

jueves, 12 de septiembre de 2019

Dulzura sin género (2019)

Primero fueron los yogures estilo casero, luego la aparición de nuevas viejas leches como La Martona o Fortuna, después vinieron los “productos” económicos que reemplazaban la manteca, la crema, el queso… pero La Serenísima con estos productos se sigue superando en su afán de romper constantemente las redes con productos que enloquezcan a los catadores influencers…
Como si la premisa principal fuera algo así como “para el amor no hay género ni receta” se decidieron a mezclar todo tipo de productos apetecibles del catálogo Serenísima-Bagley-Arcor a ver qué cosa interesante podía salir. Un procedimiento totalmente posible gracias a que, tal cual se comentó en su momento, progresivamente Arcor está adquiriendo acciones de La Serenísima, y mientras tanto va acostumbrando al consumidor a encontrarse con fusiones entre todas sus prestigiosas marcas…
El resultado de semejante mezcolanza fueron dos productos untables que hacen enojar a los más conservadores porque no se los puede etiquetar bajo las premisas que ya existen: no son ni dulces ni tampoco chocolates ni mucho menos golosinas… así que en ambos casos fueron descriptos en sus envases simplemente como untables: en la primer foto está el dulce de leche LS + chocolate Águila, mientras que en la segunda está el relleno para Chocotorta. El primero tiene combinaciones de dulce de leche La Serenísima con chocolate Águila (el original, el que justamente no lleva leche) y el segundo es el resultado industrial de la mezcla casera de dulce de leche con queso untable, o bien según el paladar dulce con crema de leche o hasta manteca…


Ambas creaciones se las aprecia como bastante investigadas y bien logradas, ya que tienen combinaciones justas de ingredientes: el untable Águila tiene un olor y sabor que siempre pareciera ser la combinación en un 60/40 tanto un dulce de leche como un chocolate para taza bien amargo, variando el porcentaje según a qué cosa uno le esté buscando aroma. El mismo envase recomienda que sirve tanto para tortas como directamente para cucharear: si se lo prueba de esa manera, se puede conseguir el placer de estar comiendo un chocolate untable de sabor bien fuerte. En su receta se menciona que está incluido el licor de cacao. Puede rememorar a los Butter Toffes o hasta la cobertura de los Cabsha: de cualquier manera el sabor está muy bien conseguido y cansará recién a la tercer  o cuarta cucharada. Pero para quienes lo han degustado y le ha resultado una bomba de calorías o muy fuerte de sabor viene la segunda opción…


El también exquisito relleno de Chocotorta tiene sus antecedentes: aproximadamente allá por el 2000 se rumorea que vino algo similar, pero no lo hemos podido constatar. Más acá en el tiempo estuvo el Dulce Crem, un producto lanzado por la misma empresa láctea en 2015 que venía en un envase minúsculo y sólo prometía ser un untable de desayuno: algo lógico, porque era tan pequeño que no era negocio usarlo para tortas. El modelo 2019 en sabor se lo puede comparar a un postre de dulce de leche de los de cajita, junto a un sabor a queso Casancrem inconfundible. Puede prestarse a la confusión y comérselo a cucharadas demasiado rápido, como si fuera un postre en sí mismo. Pareciera ser un poco más dulzón y rico que el Dulce Crem. En su tapa incluía la ahora simplificada receta de Chocotorta, con un detalle particular: mojar las Chocolinas en leche chocolatada. Se sigue sin oficializar mojarlas en café como hacen varios…


Cada uno con su manera de ver la vida, aparentan ser productos con poca vida útil, pero como regalo para alguien goloso son de lo mejor, sobre todo porque aún no están publicitados tradicionalmente. Tampoco hace mucha falta: es muy difícil que los encargados de hacer reviews de estos artículos novedosos no lo haya recomendado o mencionado. Los antecedentes no son buenos: ni lo que comentamos antes ni el dulce sabor banana Sancor del 2000 duraron mucho tiempo. Nos apuntó la especialista en dulces Lary Ruggiero que aproximadamente hace 10 años San Ignacio también sacó un dulce de leche sabor banana. Tampoco fue de durar tanto.
Así que para los dulceros que se muestren reticentes a querer probar estas novedades porque son difíciles de clasificar, abran su cabeza y sepan que son creaciones muy valiosas que vale la pena probar… y que viva el amor! 

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